Doce días de fe que cruzan generaciones en Colima

Como cada diciembre, el corazón de Colima late al ritmo de las campanas, los cantos y las oraciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe. El docenario "los doce días previos al 12 de diciembre" es una de las tradiciones más queridas y arraigadas en la entidad, una manifestación de fe que ha pasado de generación en generación.

"Es una tradición, desde que era estudiante y que hice mi primer traje de india en manta con mi madre es una tradición de venir, dar gracias a la Virgen por todo lo recibido y, cuando fui teniendo a mis hijas venía a ofrecerlas como ahorita que venimos con mis nietos". Señaló la creyente, María de Lourdes.

Desde el más pequeño hasta el mayor del hogar se preparan con su traje típico bordado en blanco y rojo, el faldón negro con listones de colores o el de San Juan Diego en el caso de los varones, para rendir homenaje a la Morenita del Tepeyac, dar gracias por los milagros recibidos y pedir su protección.

"Mi mamá, mis papás nos inculcaron desde niños que se cree en la Virgen de Guadalupe, cada año trato de venir y hoy traigo a mi hijo para agradecer los milagros que nos ha concedido". Agregó la creyente Isabel Castellanos.

"Se supone que este era el gabancito del nieto pero me quedó cortito entonces me puse y le hice el otro en manta y le sirvió de batita a ella, le comentaba que hace poquito el Museo Regional de Historia se llevó un traje mío a la casa México de España y según parece ahí lo van a llevar a otros lugares de Europa". Mencionó María de Lourdes.

Aunque los tiempos han cambiado, el fervor guadalupano se mantiene intacto. Y mientras haya quienes con amor sigan rezando y celebrando a la Virgen, Colima seguirá iluminada por la fe de su pueblo.

"Tengo treinta y tantos años desde que me vine a vivir a Colima, siempre le he pedido por todo mundo, por la paz en primer lugar porque ahorita como está el mundo, la virgen nos tiene que ayudar y nos tiene que cuidar otro año". Dijo Alicia Margarita, devota de la Virgen de Guadalupe.