En medio de la crisis ambiental que enfrentan nuestros mares, un grupo de científicos mexicanos están apostando por una estrategia que parecería sacada de una película de ciencia ficción, pero que podría tener un impacto real: utilizar bacterias marinas para limpiar el océano.
Desde el Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, la doctora Liliana Pardo López y su equipo llevan años estudiando microorganismos capaces de comerse literalmente los hidrocarburos y plásticos que contaminan aguas y playas.
Suena radical, pero es ciencia en acción
¿Qué están haciendo exactamente?
Este trabajo ha permitido identificar cepas bacterianas que no solo sobreviven en las condiciones extremas del fondo marino, sino que también pueden prosperar en superficies como el agua costera o la arena.
Esto último es clave, ya que los derrames de petróleo suelen terminar en las playas, afectando la flora, fauna y salud humana
¿Cómo lo prueban?
Primero, simulan entornos en laboratorio ("microcosmos") donde distintas bacterias interactúan y degradan contaminantes.
Después, pasan a una escala mayor ("mesocosmos"): tanques de mil litros con agua contaminada, en los que observan cómo actúan las bacterias en condiciones reales.
Además, han comenzado pruebas con arena de playa, para saber qué bacterias funcionan mejor según el entorno. No todas pueden con todo
Lo que está en juego para México
El Golfo de México es una zona estratégica para el país, tanto en biodiversidad como en industria energética. Si estas bacterias logran integrarse a protocolos de emergencia ambiental o se adoptan como solución regular, podrían representar una respuesta mexicana, sustentable y tecnológica a un problema global.
Pero, como advierte la doctora Pardo, primero hay que dejar de tenerle miedo a las bacterias. "No todas enferman. Muchas ayudan: al planeta, a los océanos, a nosotros mismos".
El siguiente paso será convencer a quienes toman decisiones de que estas soluciones verdes pueden -y deben- integrarse a políticas públicas.
No como último recurso, sino como una apuesta inteligente y con base científica para cuidar nuestros mares y nuestras playas