¡Castigo celestial! Padrecito obliga a pobladores de Zoquitlán a escuchar misa.
Una escena tan insólita como incómoda se vive desde hace aproximadamente un año en el municipio de Zoquitlán, en la Sierra Negra de Puebla, donde el párroco de la iglesia de San Pedro y San Juan decidió que la fe no debía quedarse dentro del templo. Cada domingo, puntualmente a las 7 de la mañana, el sacerdote coloca bocinas de gran potencia para transmitir la misa a todo volumen, haciendo que la palabra de Dios llegue, sin excepción, a cada rincón de la comunidad? quieran o no.
Lo que en un inicio pudo interpretarse como un acto de evangelización, con el paso de los meses se ha convertido en motivo de molestia y hartazgo entre los habitantes, quienes aseguran que el sonido es tan fuerte que resulta imposible descansar, especialmente en un día que para muchos representa el único espacio de reposo tras una semana de trabajo. Ni cerrar ventanas ni subirle al volumen del radio sirve: la misa se escucha sí o sí.
Si bien la religión católica tiene una presencia profundamente arraigada en las comunidades del interior del estado, este caso ha rebasado incluso a los más creyentes. Vecinos señalan que nunca se les consultó y que la práctica se mantiene pese a las quejas verbales, por lo que decidieron hacer pública la situación en redes sociales, difundiendo videos como forma de denuncia y presión social.

Ahora, los pobladores no piden silencio eterno ni renunciar a la fe, sino límites claros entre la práctica religiosa y el derecho al descanso. Incluso han solicitado la intervención de las autoridades municipales para mediar el conflicto, pues aseguran que creer es una elección, pero despertar a todo un pueblo con bocinas no debería serlo.
Porque en Zoquitlán, al parecer, el domingo ya no empieza con café? empieza con misa obligatoria.