El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aclaró este viernes que su Gobierno no ha decidido atacar a Venezuela, desmintiendo los reportes publicados por los diarios Miami Herald y The Wall Street Journal, que aseguraban que Estados Unidos se preparaba para bombardear instalaciones militares en el país sudamericano.
Los medios habían informado que las operaciones podrían ocurrir "en cuestión de días o incluso horas", con el objetivo de presionar al presidente venezolano Nicolás Maduro y desmantelar al Cartel de Los Soles, acusado por Washington de encabezar redes internacionales de narcotráfico. Sin embargo, Trump aseguró que no se tomarán acciones militares en tierra.
Desde septiembre, Estados Unidos ha intensificado sus operaciones antidrogas en el Caribe y el Pacífico. Según cifras proporcionadas por el mandatario, se han destruido 15 embarcaciones sospechosas, con un saldo de 61 muertos y tres sobrevivientes. Trump destacó que estas acciones forman parte de la "guerra contra los carteles, como nunca antes se ha visto".
Los reportes iniciales señalaban que los posibles objetivos incluían bases navales, puertos, aeropuertos y pistas aéreas estratégicas para el transporte de drogas hacia el norte del continente. Aunque la especulación generó alerta internacional, la Casa Blanca insistió en que no hay planes de bombardeos en tierra ni decisiones finales al respecto.
La información falsa coincidió con un momento de fuertes críticas internacionales. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) había denunciado violaciones al derecho internacional en los ataques marítimos anteriores, señalando posibles "ejecuciones extrajudiciales" de quienes viajaban en las embarcaciones destruidas.
Volker Türk, alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, calificó de "inaceptable" el costo humano de las operaciones y pidió que Estados Unidos detuviera cualquier acción que pusiera en riesgo vidas. Con la aclaración de Trump, se descarta por ahora un aumento de la presión militar sobre Venezuela.
Venezuela, que atraviesa una de las crisis más profundas de su historia reciente, sigue siendo un foco de atención internacional, pero la confirmación de que no habrá bombardeos en tierra disminuye la tensión inmediata y aclara la confusión generada por los reportes de prensa.