Antifa: el movimiento que Trump acaba de convertir en terrorista

El gobierno de Estados Unidos endureció su postura contra el movimiento Antifa. Este 22 de septiembre el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que lo cataloga oficialmente como "organización terrorista nacional", medida que busca darle a las agencias federales mayores facultades para investigarlo y perseguirlo

El documento señala que Antifa mantiene un patrón sistemático de violencia política, con acciones dirigidas contra autoridades, en particular el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

Según la Casa Blanca, estas tácticas buscan intimidar y coaccionar para imponer objetivos políticos al margen de la ley.

La directriz instruye a todas las agencias federales a emplear sus recursos para desmantelar operaciones ilegales relacionadas con el movimiento, incluyendo la detección de financiamiento o apoyo logístico a sus actividades

Antifa bajo la lupa

Antifa es un movimiento descentralizado de izquierda que se opone a grupos racistas, fascistas y de extrema derecha.

Aunque no cuenta con una estructura formal ni liderazgo centralizado, ha sido blanco recurrente de críticas de Trump, quien ahora oficializa su designación como amenaza terrorista.

Cabe recordar que en 2020, el entonces director del FBI, Christopher Wray, declaró que Antifa debía entenderse como una ideología más que como una organización estructurada, lo que complica su persecución legal bajo figuras tradicionales.

Contexto político

La decisión llega en medio de un clima de tensión tras el asesinato del activista ultraconservador Charlie Kirk, ocurrido el pasado 10 de septiembre en Utah.

Durante su funeral, que reunió a más de 90 mil asistentes y fue encabezado por Trump y miembros de su gabinete, el presidente responsabilizó directamente a la "izquierda extrema" de alimentar la violencia en el país.

Con esta orden, la administración busca reforzar la narrativa de seguridad interna, colocando a Antifa en el mismo nivel que grupos considerados terroristas, pese al debate persistente sobre su carácter descentralizado y su falta de liderazgo formal