Ser mamá, los cambios que vive el cuerpo más allá del parto
Ser madre duele, pero también enseña a amar
Respirar diferente, sentir el corazón acelerado sin correr, soportar cansancio crónico y ver cómo el cuerpo cambia por dentro y por fuera. Ser mamá implica una transformación profunda que pocas veces se visibiliza, aunque miles de mujeres la atraviesan todos los días, muchas de ellas solas.
Durante el primer trimestre de 2025, en el Municipio de Querétaro se registraron 2 mil 822 nacimientos. De ellos, 226 corresponden a hijas e hijos de madres solteras, es decir, casi el 8% del total, esto de acuerdo con datos del Registro Civil.
Ser madre ya es una tarea física y emocionalmente exigente, y hacerlo sin una pareja a la par suma otra capa de complejidad.
"La mayoría de los cambios fisiológicos ocurren en el primer trimestre: el corazón late más rápido, aumenta el volumen de sangre y baja un poco la presión", explica la doctora Sandra del Rayo Sánchez, coordinadora de Ginecología del Hospital Regional 1 del IMSS.
Conforme avanza el embarazo, el cuerpo se adapta a la presión del crecimiento del bebé, los órganos que se desplazan, hormonas que se alteran, peso que se incrementa y una sensación constante de fatiga.
Además, cada embarazo es distinto y debe individualizarse. La doctora subraya la importancia de una consulta preconcepcional para detectar afecciones que podrían poner en riesgo la salud de la madre y del bebé.
"Hay pacientes que ni siquiera saben que tienen diabetes, presión alta o tiroides, y eso cambia totalmente el enfoque del embarazo".
En México, el 72.3% de las mujeres de 15 años y más son madres, y un 7% lo son sin pareja. En Querétaro, el 44.3% de las madres están activamente integradas al mercado laboral, muchas de ellas intentando equilibrar el cuidado de sus hijas e hijos con su desarrollo profesional.
Incluso dentro del sistema penitenciario estatal, 146 mujeres privadas de la libertad son madres, y el 58% tiene hijos menores de 18 años.
La edad promedio también ha cambiado, pues se estima que hace algunos años, las mujeres en Querétaro se convertían en madres en su adolescencia o en sus veintes, hoy, a sus treintas en su mayoría.
"Antes veíamos embarazos en adolescentes o jóvenes de 20 años. Ahora cada vez más mujeres se embarazan después de los 33 o 35 años. Hay un retraso evidente en la maternidad, aunque siguen existiendo muchos contextos donde la maternidad se presenta en edades muy tempranas", señala la especialista.
Una vez que ocurre el parto, ya sea natural o por cesárea, inicia el puerperio, un período en el que la mujer necesita atención médica constante.
"Hay que vigilar el sangrado, infecciones, heridas, y si la paciente tuvo alguna enfermedad durante el embarazo, continuar el tratamiento", agrega.
Pero incluso más allá de esa etapa, el cuidado del cuerpo debe continuar.
"Toda mujer que ha iniciado vida sexual, con hijos o sin ellos, debe realizarse un ultrasonido y papanicolau al menos una vez al año. A partir de los 40, también buscamos de manera intencionada enfermedades como cáncer de mama", recomienda la especialista.
Ser mamá es una experiencia transformadora, pero también es una responsabilidad del sistema de salud, del entorno y de la sociedad entera garantizar que esa transformación se viva acompañada, con información, cuidados y opciones. Porque incluso cuando el cuerpo cambia sin pausa, muchas mujeres siguen adelante, cuidando a otros y, con suerte, también de sí mismas.