Hace más de tres siglos, los lacandones-ch'olti'es, uno de los últimos grupos mayas en resistir al avance colonial en Chiapas, encontraron en Sak-Bahlán su último refugio
Este asentamiento, descubierto en 1695 por fray Pedro de la Concepción, fue rebautizado como Nuestra Señora de los Dolores tras ser sometido por los españoles.
Poco después, el lugar fue abandonado y lentamente devorado por la selva, desapareciendo del mapa durante casi 300 años.
La búsqueda de Sak-Bahlán ha sido un esfuerzo conjunto de arqueólogos de Estados Unidos, Japón y México, quienes han aplicado tecnología de punta para localizarlo.
Josuhé Lozada Toledo, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), utilizó Sistemas de Información Geográfica (SIG) y el software ArcGIS Pro para combinar relatos históricos con información geográfica precisa
Al integrar datos sobre altimetría, vegetación y cuerpos de agua, junto con crónicas del siglo XVII que detallaban rutas y tiempos de desplazamiento, logró crear un modelo predictivo que ubicó con exactitud el posible sitio arqueológico.
Un símbolo de resistencia maya
Sak-Bahlán fue el hogar independiente de los lacandones-ch´´olties durante más de 110 años, incluso después de la caída de su capital original Lacam-Tún en 1586.
Este lugar representa no solo un asentamiento arqueológico, sino la historia viva de un pueblo que resistió el dominio español durante décadas.
El equipo que llevó a cabo esta exploración enfrentó condiciones difíciles, similares a las expediciones de exploradores del siglo XIX, pero con la ventaja de la tecnología satelital y SIG.
El hallazgo, cerca de los ríos Jataté e Ixcán, abre una nueva ventana para entender cómo las crónicas virreinales y la evidencia arqueológica se unen para contar una historia profunda
Este redescubrimiento no solo recupera un sitio arqueológico, sino que también recupera la voz y la memoria de un pueblo originario que se negó a desaparecer.
Sak-Bahlán vuelve a aparecer en el mapa de México para recordarnos que la historia está siempre viva bajo nuestros pies.