La comida chatarra forma parte del consumo diario en México, especialmente en escuelas,. Desde temprana edad, niños y adolescentes consumen productos ultraprocesados con altos niveles de azúcares, grasas y sodio.
Como consecuencia, México enfrenta una crisis de salud pública. Enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2 y la hipertensión han aumentado de forma preocupante, afectando tanto a menores como a adultos.
La presencia de comida chatarra en las escuelas contribuyó significativamente a esta crisis pues el 98 por ciento de los planteles educativos vendían productos ultraprocesados y bebidas azucaradas, exponiendo a niños y adolescentes a hábitos alimenticios poco saludables.
A inicios de 2025, el Estado de México recibió 50 reportes en 36 escuelas que no ofrecían opciones saludables, siendo la entidad con más denuncias por venta de comida chatarra. Esta situación está vinculada con una alta prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil, que afecta al 36.7 por ciento de los niños de 5 a 11 años, con un 11.6 por ciento de obesidad severa. Además, el consumo frecuente de alimentos ultraprocesados ha contribuido al aumento de casos de diabetes tipo 2 en menores en la entidad.
Ante esta situación, el gobierno implementó medidas más estrictas. A partir del 29 de marzo de 2025, la Secretaría de Educación Pública prohibió la venta de alimentos con alto contenido de grasas, azúcares y sodio en todas las escuelas del país. Además, promovió programas como "Vida Saludable", que incluyen la instalación de bebederos de agua potable y la capacitación de personal escolar para fomentar el consumo de alimentos frescos y nutritivos. En el Estado de México, todas las escuelas, desde nivel básico hasta superior, adoptaron esta iniciativa.
Erradicar la comida chatarra de las escuelas, aunque complicado, es una medida necesaria y respaldada por la mayoría de los padres de familia. Esta acción busca mejorar la salud de los estudiantes y fomentar hábitos alimenticios saludables. Aunque la implementación presenta desafíos, los beneficios a largo plazo en la prevención de enfermedades hacen que el esfuerzo valga la pena, según algunos padres.