Se define violencia en espacios públicos: "todas aquellas conductas físicas o verbales de connotación sexual, que, sin su consentimiento, son ejercidas en contra de las mujeres por una persona o varias personas desconocidas en lugares públicos o de acceso al público, como la calle y el transporte público, que tiene como objeto dañar su integridad, libertad, libre circulación y que las sitúa como objeto sexual a través del miedo, la humillación y la intimidación".
Caminar por las calles, utilizar el transporte urbano, o simplemente permanecer en cualquier espacio público, para muchas mujeres veracruzanas, es una experiencia marcada por el miedo y la desconfianza. El acoso sexual callejero sigue siendo una de las violencias más extendidas y normalizadas, pese a que desde 2024 está tipificado como delito en Veracruz.
Hasta septiembre de 2025 se registraron 370 denuncias por acoso sexual y 36 por hostigamiento sexual en el estado.
En 2024 se presentaron 487 denuncias por acoso sexual y 53 por hostigamiento sexual.
Fuente; Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)
El transporte público y las calles con poca vigilancia son los espacios donde más se repiten las agresiones, hombres que graban sin permiso, que se acercan con fines lascivos, que agreden verbalmente, que persiguen a mujeres y que incluso las tocan. Estas conductas suelen minimizarse bajo la idea de que "solo son piropos" o "malentendidos".
Artículo 190 ? Acoso sexual
Comete el delito de acoso sexual quien, con fines lascivos, asedie o acose reiteradamente a una persona de cualquier sexo.
Penas: De 1 a 4 años de prisión y multa de hasta 200 Unidades de Medida y Actualización (UMA).
Si la víctima es menor de 18 años, mayor de 60, o persona con discapacidad, la pena aumenta a 2 a 8 años de prisión y multa de 100 a 300 UMA.
Código Penal de Veracruz
El acoso sexual en los espacios públicos no solo vulnera la integridad física y emocional de las mujeres; también restringe su libertad, su derecho al espacio urbano y su participación en la vida social. Cada comentario intimidante, cada mirada invasiva, cada persecución callejera es un recordatorio de que, aunque la ley ha cambiado, no hay espacio seguro para ellas.