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17 de Junio del 2025
Cultura

México se come: la historia detrás de su gastronomía

México se come: la historia detrás de su gastronomía

La gastronomía mexicana es mucho más que una delicia al paladar, es una expresión viva de identidad, historia y resistencia cultural.


Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), esta cocina es un festín de sabores, colores y aromas que reflejan la rica diversidad del país.


Reconocida por la UNESCO en 2010 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la cocina tradicional mexicana ha sobrevivido a conquistas, revoluciones y globalizaciones sin perder su esencia.


Sus raíces se hunden en la época prehispánica, cuando civilizaciones como los mexicas, mayas y zapotecas desarrollaron un sistema alimentario complejo y profundamente ligado a su cosmovisión.




Tal como lo relata el libro "Breve Historia de la Comida Mexicana" de Jesús Flores y Escalante, el maíz no solo era alimento, sino símbolo de vida, religión y poder. De él surgieron platillos como el atole, los tamales, el pozole y los tlacoyos.


Además del maíz, otros pilares fueron el frijol, el chile y la calabaza, una trilogía que estructuró la dieta mesoamericana.


Los pueblos originarios también hicieron uso de ingredientes que aún hoy sorprenden por su sofisticación, como el cacao, la vainilla, el aguacate, el nopal, el guajolote y el tequezquite, una sal natural esencial en la cocina prehispánica.


1519: el año en que la cocina mexicana cambió para siempre




Con la llegada de los españoles en 1519, la cocina mexicana vivió una transformación sin precedentes.


El mestizaje no fue solo étnico o cultural, también fue culinario. Según el libro de Jesús Flores y Escalante, se introdujeron animales como gallinas, cerdos y reses, así como cereales como el trigo y el arroz, frutas como la uva, la manzana y el durazno, y especias como la canela, el clavo y el azafrán.


Aunque inicialmente los europeos desconfiaban del jitomate y otros productos locales, pronto se adaptaron y enriquecieron sus cocinas con estos sabores.




De esta fusión nació el mole, un platillo que simboliza como ningún otro la complejidad de la identidad mexicana: más de 20 ingredientes, entre ellos chiles, chocolate, almendras y especias, conviviendo en una sola preparación.


Los conventos coloniales, particularmente en Puebla y Oaxaca, fueron centros de innovación culinaria. Como señala el INAH, la cocina conventual dio lugar a dulces, salsas y guisos que aún perduran, como los camotes poblanos, los muéganos y los chiles en nogada.


La cocina mestiza también se expresó en fondas, mesones y pulquerías, donde se mezclaban recetas indígenas y europeas.


Sabores en tiempos de independencia y revolución




Durante el movimiento de Independencia (1810-1821), la cocina mexicana enfrentó escasez de insumos.


Sin embargo, tras la guerra se reactivó la vida urbana y con ella la innovación culinaria. Según un artículo de Aprende Institute, surgieron pastelerías, dulcerías y chocolaterías, influenciadas por la cocina francesa, italiana y asiática. Se popularizaron platillos como los pastes (versión mexicana de los pastries ingleses) y el pipián.




La Revolución Mexicana (1910-1920) volvió a traer escasez, pero también impulsó la creatividad. Las llamadas "adelitas" cocinaban en los campamentos y trenes, utilizando los ingredientes que tenían a la mano. Nacieron así platillos como el mole de olla y la discada, esta última típica del norte del país.


La cocina se convirtió en símbolo de resistencia y clase: mientras las clases populares se alimentaban de maíz, frijol y chile, las élites podían permitirse banquetes sofisticados.


A lo largo del siglo XX, la cocina mexicana se consolidó como un reflejo de la identidad nacional.




Como señala Flores y Escalante, el taco se transformó en emblema de la comida callejera; la torta, en una fusión entre el pan europeo y los guisos locales; y la botana, en una tradición cantinera que combina alimentos y bebida con gusto popular.


El corrido mexicano incorporó referencias culinarias, mientras que nuevos aparatos, como el horno de gas, permitieron crear versiones mexicanas de platillos extranjeros, como el pastel azteca.


La cocina mexicana hoy: tradición, innovación y sostenibilidad




En la actualidad, la cocina mexicana es un reflejo dinámico de su historia y su diversidad cultural, que se manifiesta tanto en los platillos tradicionales como en las propuestas contemporáneas.


A nivel nacional e internacional, la gastronomía mexicana ha ganado un lugar privilegiado, reconocida por su riqueza de sabores, ingredientes y técnicas ancestrales.


Restaurantes de alta cocina han elevado platillos típicos a experiencias gastronómicas sofisticadas, utilizando técnicas modernas y combinaciones innovadoras sin perder la esencia tradicional. Al mismo tiempo, en las calles, mercados y hogares, se mantiene viva la cocina popular con recetas que han pasado de generación en generación.




Sheridan Sánchez Maya de 27 años, chef ejecutivo, destacó en entrevista con Meganoticias que "A través de la historia de la gastronomía en nuestro gran país México; siempre ha sido una constante adaptación, con nuevas fusiones e innovadoras transformaciones de la base culinaria mexicana".


Como menciona el chef Sheridan, la cocina mexicana se ha ido adaptando, hoy en día incorpora influencias internacionales que dialogan con las tradiciones, creando nuevas fusiones y adaptaciones que enriquecen el panorama culinario.


La presencia de nuevas generaciones de cocineros que investigan y revaloran el patrimonio gastronómico ha permitido que la cocina mexicana se mantenga viva, innovadora y en constante evolución, sin perder su vínculo con la identidad y la historia del país.


Los ingredientes que dan vida a la cocina mexicana




Uno de los pilares fundamentales de la cocina mexicana es la persistencia y diversidad de ingredientes nativos que han sobrevivido durante siglos, manteniendo viva una tradición gastronómica rica y compleja.


El maíz, el frijol y el chile son los protagonistas indiscutibles, pero también existen otros ingredientes menos conocidos que son igual de importantes y que aportan sabores únicos y cargados de historia, como el huitlacoche, un hongo que crece en el maíz; el epazote, una hierba aromática con propiedades medicinales y culinarias; y el gusano de maguey, que ha sido consumido desde tiempos prehispánicos como fuente de proteína.


De acuerdo con el artículo "Piedras Angulares de la Cocina Mexicana" de Unilever Food Solutions, estos ingredientes no solo aportan sabor, sino que cuentan historias milenarias.




Para el chef Sheridan, ingredientes como el nopal, la chilacayota, el gusano de maguey y el aguacate criollo "siguen siendo esenciales porque, a pesar del paso del tiempo, se mantienen intactos en la alimentación de las comunidades, especialmente en Oaxaca".


Por su parte, Mario David Flores González, egresado en gastronomía por la Universidad de La Ciénega, considera fundamentales ingredientes como el maíz, el jitomate, el epazote y el cacao: "Serían los más característicos y que más se usan".




Para sintetizar esta riqueza, presentamos un top 5 de los ingredientes más representativos de México, que conforman la base de muchos platillos tradicionales y contemporáneos:


  • Maíz: El corazón de la alimentación mexicana, base de tortillas, tamales, atoles y muchas más preparaciones.


  • Chile: Variedades que van desde el suave jalapeño hasta el picante habanero, fundamentales para dar sabor y carácter.


  • Frijol: Fuente esencial de proteínas, presente en casi todas las mesas mexicanas.


  • Jitomate (También conocido como Tomate rojo): Ingrediente clave en salsas, caldos y guisos, que aporta frescura y color.


  • Cacao: Utilizado desde tiempos prehispánicos, base para el chocolate y platillos emblemáticos como el mole.


Estos ingredientes, junto con muchos otros, forman la columna vertebral de una cocina que no solo alimenta el cuerpo, sino también la identidad cultural y la historia viva de México.


Tacos, mole y pozole: íconos de una nación




Los platillos más representativos de la cocina mexicana no son solo recetas; son símbolos.




Los tacos, por ejemplo, tienen una historia que se remonta a los tiempos olmecas, cuando ya se consumían tortillas de maíz con diversos rellenos. Hoy existen infinitas versiones: al pastor, de canasta, dorados, sudados, de barbacoa o de pescado.




El mole, con su complejidad y simbolismo, es considerado un platillo de fiesta y ceremonia. Se cree que nació en los conventos poblanos, aunque hay muchas versiones regionales, como el mole negro oaxaqueño, el mole almendrado o el pipián. Cada uno cuenta con su propia identidad y carga cultural.




El pozole, preparado con maíz nixtamalizado y carne, tiene orígenes prehispánicos. Según Historia de la gastronomía mexicana de Aprende Institute, este platillo se preparaba en ceremonias dedicadas al dios Xipe Tótec, y aunque su significado ritual ha desaparecido, su valor simbólico y gustativo permanece.




Los tamales, por su parte, muestran la diversidad regional y la herencia indígena. Desde los oaxaqueños envueltos en hoja de plátano hasta los dulces de colores vivos, los tamales siguen siendo parte de celebraciones y rituales familiares. Como señala el INAH, compartir tamales en festividades como el Día de la Candelaria es una muestra de cómo la cocina une a las comunidades.



Hoy, la gastronomía mexicana no sólo es símbolo de identidad, sino también una prueba de que la historia puede conservarse a través del sabor, la memoria y la transmisión oral.


Desde las cocinas tradicionales hasta los restaurantes de alta gama, el alma de México se expresa en cada receta.


La cocina mexicana continúa su camino como un puente entre el pasado y el presente. Y aunque ha cambiado a lo largo del tiempo, sus ingredientes ancestrales y sus raíces culturales siguen siendo el corazón de una cocina que no solo se come, sino que también se honra y se vive.




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