La confianza sin filtros hacia lo que circula en internet puede salir muy cara
No solo en términos de desinformación, sino en consecuencias que tocan la vida diaria: decisiones personales equivocadas, pérdidas financieras o incluso daños a la reputación profesional.
Aunque hoy la información es más accesible que nunca, también lo son los engaños.
Un nuevo estudio realizado por Kaspersky en conjunto con la consultora CORPA, titulado Lenguaje Digital, arroja una radiografía preocupante sobre cómo enfrentan los latinoamericanos el fenómeno de las fake news.
Lo que dice el estudio
Los jóvenes entre 25 y 34 años son quienes más han estado expuestos a este tipo de contenido (80%).
No es solo una broma: las fake news tienen impacto real
El informe desmonta la idea de que las noticias falsas solo son chistes o memes mal entendidos:
Para Fabio Assolini, director del Equipo Global de Investigación y Análisis (GReAT) de Kaspersky para América Latina, el problema va más allá de la percepción:
"Las fake news se están volviendo cada vez más difíciles de distinguir de las reales, sobre todo ahora que el uso de inteligencia artificial puede generar audios y videos manipulados con enorme realismo", explica.
La desinformación como puerta a fraudes digitales
Las noticias falsas no solo desinforman: también son terreno fértil para que los ciberdelincuentes aprovechen la confusión.
De acuerdo con Kaspersky, muchas estafas comienzan con contenido viral falso, diseñado para hacer clic en un enlace, entregar datos personales o instalar software malicioso.
Esto puede afectar directamente las finanzas personales y las operaciones de empresas donde las víctimas trabajan.
Assolini advierte que, aunque ha habido avances desde 2020, el nivel de preparación de los usuarios sigue siendo insuficiente frente al entorno digital actual
¿Qué se puede hacer?
Afortunadamente, existen formas de protegerse y navegar con más seguridad. Kaspersky comparte algunas recomendaciones:
La desinformación no es un fenómeno pasajero. Forma parte del escenario digital actual y requiere atención crítica por parte de los usuarios. Entender cómo opera, reconocer sus riesgos y adoptar hábitos responsables es, más que nunca, una forma de protección personal