La pandemia trajo dificultades que han orillado a muchas niñas, niños y adolescentes a dejar sus estudios.
Aunque existen dificultades escolares, como la falta de acceso a internet o dispositivos para seguir las clases en línea, el principal motivo de las deserción escolar está en la necesidad económica de las familias, por lo que menores de edad que ya trabajaban, han tenido que suspender sus clases y concentrarse en apoyar a sus hogares, advierten desde el Colectivo Pro Derechos de la Niñez (Codeni), una asociación que acompaña actualmente a más de cien menores trabajadores.
"Actualmente en Codeni nos hemos dado cuenta de algunas deserciones escolares, justamente de chicos y chicas, niños y niñas, o adolescentes, que tienen un promedio excelente y que han tenido que dejar o pausar un momento sus estudios para poder laborar y llevar comida a casa; quieren dejar sus estudios para suplir esta necesidad de alimento, para suplir esta necesidad en que sus padres y madres en su momento se ocupaban, no significa que ellos y ellas quieran dejar de estudiar, significa que su rol ha cambiado", explica Violeta Ochoa López, Coordinadora operativa de Codeni.
Es lo que ocurrió con "Carmen", nombre ficticio para referirnos a esta joven de 16 años que tuvo que dejar el tercer semestre de preparatoria para iniciar su primer trabajo formal, en una ferretería, pero está segura de seguir estudiando después de que pasen las dificultades económicas.
"Ahorita, por ejemplo, que no estoy estudiando, estoy viendo la posibilidad de meterme a clases de inglés, que es lo que más se ocupa si quiero ganar más o tener más rango, el inglés es indispensable; definido está que voy a volver a la escuela, sí, cien por ciento segura", afirma sin dudar.
"Carmen" asegura que está aprendiendo muchas cosas en su primer trabajo y tiene el sueño de seguir con sus estudios y convertirse en aeromoza. Quiere conocer la ciudad de Las Vegas, en Estados Unidos, y el país de Francia.
En el caso de "Eduardo", de 15 años, a quien también se cambió el nombre para resguardar su identidad, la pandemia generó un retraso en la entrega de su certificado de secundaria y no pudo ingresar a la preparatoria, por lo que ahora trabaja y espera combinarlo, en su momento, con los estudios.
"Me dijeron que ya no (podía entrar), que me tenía que esperar y todo lo tengo, yo pagué para mi examen, yo hice todo, pero no se pudo por el papel que me hizo falta", lamentó. "Todo el tiempo estoy pensando en lo mismo, seguir estudiando y trabajar al mismo tiempo, entonces no podría descuidar el trabajo, pero tampoco mis estudios", asegura.
Para "Eduardo", está claro que continuará sus estudios y quiere ingresar a la carrera de Administración de Empresas, y está seguro de que un día lo va a lograr.
En el caso de "Karla" (también es seudónimo), de 12 años, ella estuvo en riesgo de dejar sus estudios de secundaria por las dificultades económicas durante la pandemia; actualmente trabaja en un negocio de comida para ayudar a su familia y continúa sus clases en línea para alcanzar sus sueños.
"Si es por ayudarle a mi mamá y por comer, pues dejaría (la escuela), pero un tiempo, ya cuando estemos más tranquilos y que las aguas no se muevan tanto, pues ya me pongo al corriente", asegura.
"Mi sueño es ser escritora", dice muy segura, "me gusta mucho escribir a mí, y a parte leer, me gustan más las historias de terror".
La señora Elizabeth Simón, cuyos dos hijos acuden a Codeni, cuenta cómo su hija de 15 años ha podido combinar el trabajo desde casa, con esfuerzos para continuar también sus estudios de secundaria.
"Desde que empezó la pandemia, la niña empezó a trabajar, ella trabaja desde casa, mi hermana fabrica cubrebocas de mayoreo y ella le ayuda a mi hermana con el cubrebocas; se siente a gusto, de hecho ella me dice que prefiere aventarse sus tres años de prepa en casa", detalla la comerciante.
Y la señora Marisela explica lo difícil que fue para su hijo de 11 años comenzar las clases en línea, pues ella sólo tenía un celular que necesita para recibir pedidos en su puesto de fruta, por lo que el pequeño tuvo que tomar clases mientras le ayudaba en el puesto de fruta con el que recorren el Centro de Guadalajara.
"Era dejarle un rato el teléfono y te metes aunque sea a una clase, luego vas y me dejas el teléfono, así nos la vivíamos, otros días estuvo conmigo en el puesto en clase", recuerda Marisela, quien agradece que finalmente consiguió una tableta electrónica para su hijo, gracias al apoyo de Codeni, por lo que actualmente ya puede tomar sus materias con más facilidad.
Todas estas familias forman parte de la comunidad de Codeni y explican que el riesgo de dejar los estudios es aún mayor entre los menores de edad que deben trabajar y no cuentan con una red que les apoye a continuar la escuela.
Según cifras oficiales, el mayor porcentaje de deserción escolar en Jalisco se registró en la secundaria, donde casi 5 de cada cien estudiantes dejó la escuela durante 2020.
Porcentaje de abandono escolar en Jalisco (2020):
Fuente: MIDE Jalisco, Secretaría de Educación Pública