En el marco de las obras del libramiento ferroviario Frente 2 Mérida-Progreso, arqueólogos del INAH localizaron en Sierra Papacal una escultura de piedra caliza que habría funcionado como marcador a la entrada de un recinto ceremonial o de reunión, indicando respeto al acceder al espacio
La pieza, de 0.45 metros de altura, representa un rostro antropomorfo con órbitas profundas, nariz chata y labios hendidos, que los especialistas interpretan como la figura de un "señor anciano".
Se encontraba adosada al lado norte del cimiento de un recinto de paredes y techos perecederos, cuya planta ovoidal mide aproximadamente 5.8 por 4.3 metros.

Un espacio ceremonial, no doméstico
La entrada al recinto está orientada al poniente, lo que sugiere que se privilegió la luz solar.
Dos rocas grandes delimitan el acceso, y el interior, de 3 metros por 2.5 metros, muestra indicios de una banca ancha, reforzando la hipótesis de uso ritual.

La ubicación de la escultura, justo detrás de la jamba norte, indica que fue colocada intencionalmente como marcador, no como adorno, y que el recinto no estaba destinado a actividades domésticas
Desarrollo histórico y etapas constructivas
Las excavaciones han identificado diferentes etapas de ocupación y construcción. La primera consistió en una explanada de 13 por 8 metros, con restos de carbón que podrían corresponder a un fogón.
El cimiento donde se halló la escultura probablemente pertenece a esta misma fase, lo que indica un uso prolongado del sitio desde el Periodo Preclásico (2500 a.C.-200 d.C.).
El conjunto explorado cuenta con al menos 15 estructuras, ubicadas a menos de dos kilómetros de los sitios Papacal 1 y San Francisco 1, dentro del proyecto Costa Maya. Los trabajos están a cargo de los arqueólogos Manuel Pérez Rivas, Susana Echeverría Castillo, Wendy Lorena Pérez Mezquita y David Alejandro Ferman Valor.
El hallazgo se trasladará al laboratorio del proyecto para su conservación y análisis, mientras se recopilan datos etnográficos y comparativos con otros marcadores de recintos rituales, como incensarios efigie de cerámica del periodo Posclásico (900-1521 d.C.).

El marcador descubierto permitirá comprender mejor la organización y función de los espacios ceremoniales prehispánicos, aportando evidencia de la existencia de actividades de culto y de reunión colectiva desde el Preclásico en la región de Yucatán.