La emergencia climática está golpeando directamente la salud humana y los sistemas sanitarios. Esa es la advertencia central del nuevo informe especial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), presentado durante la COP30 en Belém, Brasil
La agencia alerta que el calor extremo provoca más de 500 mil muertes anuales, mientras millones de personas desarrollan padecimientos asociados a enfermedades sensibles al clima.
El documento aparece un día después del Plan de Acción de Salud de Belém, la iniciativa que busca colocar la salud como eje de las políticas climáticas, no como consecuencia secundaria.
Uno de los datos más preocupantes es la fragilidad de la infraestructura médica frente al calentamiento global: uno de cada doce hospitales podría sufrir cierres vinculados a eventos climáticos extremos. La probabilidad de daños en instalaciones sanitarias ha aumentado 41% desde 1990, y sin descarbonización acelerada ese riesgo podría duplicarse hacia 2050, de acuerdo a la ONU

Pese a la magnitud del problema, la preparación sigue siendo desigual. Solo 54% de los planes nacionales consideran riesgos para hospitales; menos del 30% evalúa brechas socioeconómicas; apenas 20% contempla el análisis de género, y menos del 1% toma en cuenta a personas con discapacidad
Filántropos anuncian fondos ante la falta de respuestas rápidas
La presentación del informe coincidió con el anuncio de una coalición de más de 35 organizaciones filantrópicas que destinará 300 millones de dólares para acelerar soluciones en la intersección entre clima y salud.
Entre ellas se encuentran Bloomberg Philanthropies, la Fundación Gates, la Fundación IKEA, la Fundación Rockefeller y Wellcome.
Los fondos se dirigirán a proyectos de investigación sobre calor extremo, enfermedades sensibles al clima, contaminación del aire, sistemas de datos integrados y fortalecimiento de servicios médicos.

La apuesta es impulsar intervenciones "sin remordimientos", es decir, acciones que salvan vidas de inmediato mientras los gobiernos avanzan -o no- en acuerdos globales más amplios
Un problema del presente, no del futuro
Ethel Maciel, enviada especial de salud en la COP30, subrayó que el impacto del cambio climático ya se observa en brotes, epidemias y colapsos sanitarios.
Recordó la inundación histórica en Rio Grande do Sul y cómo desencadenó la mayor epidemia de dengue registrada en Brasil.
El Plan de Acción de Belém plantea tres rutas: integrar datos climáticos y de salud para anticipar demanda; capacitar a personal médico para identificar efectos del calor extremo; y promover investigación que permita desarrollar fármacos resistentes a altas temperaturas y reducir las emisiones de los sistemas sanitarios.

Maciel advirtió que la Amazonía es una región especialmente vulnerable: la deforestación podría liberar patógenos desconocidos. El reto, insistió, es que el plan no quede solo en papel, porque la crisis climática "ya está modificando la salud humana en tiempo real"