La Generación Z mexicana vuelve a salir a las calles, y lo ha hecho con un mensaje contundente: basta de corrupción, violencia y silencio.
Jóvenes de entre 16 y 25 años se han organizado principalmente desde redes sociales para manifestarse en distintas ciudades del país, en un movimiento que, aunque no tiene líderes visibles ni afiliaciones políticas, ha logrado captar la atención nacional.
Su símbolo es inconfundible: la bandera pirata de los "Sombreros de Paja" del anime One Piece, que se ha convertido en emblema de unidad y resistencia.
La marcha está convocada para el sábado 15 de noviembre de 2025, con manifestaciones previstas en más de 30 estados del país. En la Ciudad de México, la cita será a las 11:00 de la mañana en el Ángel de la Independencia, desde donde los jóvenes marcharán hacia el Zócalo capitalino.
En otros estados, las concentraciones se realizarán frente a los palacios de gobierno o plazas principales, bajo el lema "Sin miedo. Sin silencio. Con causa. Sin violencia".
El origen y los detonantes de la marcha

México vive actualmente un punto de convergencia social donde distintas marchas (feministas, por desaparecidos, laborales, de vivienda y democráticas) coinciden en denunciar desigualdad, impunidad y falta de justicia. Aunque nacen de causas distintas, todas expresan hartazgo ante la violencia estructural y la precariedad. La falta de respuestas institucionales une sus reclamos en el espacio público y refleja una crisis profunda de confianza social y política.
La marcha se originó a raíz de dos eventos principales que detonaron la indignación de la Generación Z: un impuesto del 8% a videojuegos violentos y el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo.
Estos hechos, sumados a ese contexto de convergencia social y a una frustración generalizada por la corrupción y la violencia, fueron la chispa que encendió las protestas bajo el lema "México despierta", el cual se viralizó en redes sociales.

El impuesto a los videojuegos fue el primer motivo de enojo. La propuesta de aplicar un 8% adicional a los títulos con contenido violento generó rechazo inmediato, especialmente entre los jóvenes, quienes consideran que se trata de una medida injusta y sin fundamento.
Muchos argumentaron que no existe evidencia científica que vincule los videojuegos con comportamientos agresivos, y acusaron al Gobierno de usar este tema como una distracción frente a los problemas reales de seguridad y empleo.
Además, se han aplicado impuestos a otros productos y servicios populares entre los jóvenes, como las bebidas azucaradas, las compras en línea y las plataformas digitales de entretenimiento. Para muchos, estas medidas reflejan una desconexión entre las autoridades y la realidad económica de las nuevas generaciones, que enfrentan bajos salarios, empleos inestables y un costo de vida cada vez más alto.

El segundo detonante fue el asesinato del alcalde Carlos Manzo, ocurrido el 1 de noviembre de 2025. Su muerte provocó un nuevo estallido de indignación entre los jóvenes, quienes exigieron justicia y denunciaron la creciente violencia que afecta tanto a ciudadanos como a autoridades locales.
Además, la frustración acumulada por la falta de oportunidades, los bajos salarios y la desconfianza hacia las instituciones alimentó el movimiento.
El poder del símbolo: la bandera pirata de One Piece

El movimiento adoptó como emblema la bandera pirata de los "Sombreros de Paja" del anime One Piece, un ícono que para los manifestantes representa la libertad, la unión y la lucha contra el autoritarismo.
En palabras de los jóvenes, la bandera simboliza su deseo de justicia, su rechazo a la corrupción y su búsqueda de un país más equitativo.
Este símbolo no es exclusivo de México. La bandera pirata también ha sido utilizada en protestas de otros países como Indonesia, Nepal y Filipinas, donde fue adoptada por grupos juveniles como una señal de resistencia y organización.
En el contexto mexicano, su aparición refleja el espíritu global de una generación que creció conectada digitalmente y que utiliza la cultura pop como herramienta de expresión política y social.
La llamada "marcha de la Generación Z" ha demostrado que los jóvenes no son indiferentes a lo que ocurre en su país.
Su participación no responde a partidos políticos ni a intereses particulares, sino a un sentimiento compartido de cansancio y deseo de cambio.
Desde videos virales hasta concentraciones masivas en plazas públicas, esta generación está utilizando todos los medios posibles para hacerse escuchar. A diferencia de otros movimientos sociales, su fuerza radica en la creatividad, la organización digital y la capacidad de convertir la indignación en acción colectiva.
Aunque muchos los han acusado de ser una generación apática o distraída por las redes, las manifestaciones recientes muestran lo contrario: los jóvenes están atentos, informados y dispuestos a luchar pacíficamente por un México diferente.
Para ellos, marchar no es una moda, sino una forma de decir que el futuro les pertenece y ya no están dispuestos a quedarse callados.