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08 de Mayo del 2024
Sociales

30 años dedicándose al negocio de la juguetería

30 años dedicándose al negocio de la juguetería

Un aroma que se percibe como  "chicle " de tutti frutti es el que te conduce a una de la jugueterías más antiguas de Colima, esa que desde hace 30 años, Esmeralda Lara Rocha, administra y que en sus inicios jamás imaginaba que se convertiría en una tradición pero sobre todo en un patrimonio familiar.

"Yo inicié bien en el año 90, mi hija estaba chiquita, tenía dos pequeñitas e inicié en Ocampo y Abasolo en un lugar pequeño que era siete metros por tres y no lo llenábamos / cuando me paso aquí ya no me ajusto el local después de tener un pequeñito y empecé a llenarlo gracias a Dios llegó mucha gente y empezó fuerte".


Una de la tantas cosas que disfruta de su trabajo es ser cómplice de las sonrisa detrás de un niño feliz al haber recibido un regalo de su juguetería y saber que la gente aún la recuerda.


"Los pequeñitos que venían de seis año todavía se acuerdan, y no se la creen de que yo siga aquí/ se emocionan porque todos llegan y encuentran lo que ya no hay que la lotería, que el trompo, yoyo, todo lo tradicional que no lo encuentras en otro lado aquí lo encuentran como la matatena y detalles que ya no los venden yo trato de tenerlos al público y te transportas a tu infancia y eso es muy bonito que te recuerden bonito porque la mayoría me recuerda bonito".


"La pelota todo el año la mueves, aquí no hay una pelota que se te quede, el olor cuando entras porque el plástico huele y es otra cosa y a mi me encanta, estoy enamorada de mi tienda / aquí han crecido mis hijos, aquí han gateado y aquí mis hijas chiquitas de un año y las otra de cuatro, mi hijo nació cuando ya era "juguetera" y ya el más chiquito ya sabe mucho ya lo enseñamos, me gusta mucho esto y nunca pensé que iba ser juguetera en mi vida".


Su meta es lograr que los niños no pierdan el interés por el juguete tradicional aunque también cumple los deseos de los pequeñines más exigente que prefieren carritos de control remoto, triciclos o patinetas. Por lo pronto, luego de 30 años ininterrumpidos de trabajo, Esmeralda planea ya irse a descansar. y a partir del 2019 serán sus hijos quienes se encarguen de seguir el legado familiar.


"Cuando vas a una escuela y ves tus juguetes te llena porque dices cómo es posible ver felices a los niños con un trompo, con un balero y dices estos yo se los vendí y eso te llena porque tu sientes satisfacción por dices yo estoy colaborando para que el niño no pierda ese juguete tradicional / los niños vienen y lo ven y ya me dicen señora se lo dejo apartado el ya nada más va a ver que y ya se los dejo ahí".






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