Al hablar de antojitos mexicanos, pero sobre todo de las recetas colimenses, es de imaginar unos sopitos con queso, sopes de costilla, enchiladas dulces y un buen pozole, entre otros más, pues la lista es larga.
Colima se caracteriza por sus sopitos en las bien conocidas cenadurías de Villa de Álvarez, pero también en las colonias más antiguas de la capital el olor a pozole se identifica.
Sin dejar pasar los mercados y tianguis en donde se elaboran todos estos platillos, cuando el humo sale de las grandes ollas indica que están listos para los comensales.
Además en la literatura de gastronomía colimense también ha sido renombrada en sus los textos, por ejemplo en "Recetario mínimo de Colima" de Juan Diego Suárez Dávila o el de "Colima, una gran travesía gastronómica" del cocinero colimote Nico Mejía y el de "Mujeres de fuego, saberes y sabores de Colima" realizado por 12 cocineras del Colectivo Mujeres del Fuego .
Hace más de medio siglo, el antropólogo Eusebio Dávalos Hurtado registró más de setecientas formas de comer el maíz en México; desde luego que la mayoría se referían a antojitos, aunque también incluyó platillos en forma, así como bebidas frías y calientes.
Por lo que en toda cena de las fiestas patrias o también llamada noche mexicana, siempre acompañan en la mesa los antojitos, pues son el principal exponente de la cocina tradicional en México.