Viviendas con muros de adobe, techos de teja y vigas de madera construidas del siglo XVI al XIX, forman parte del patrimonio arquitectónico y cultural del estado de Colima; sin embargo el conservarlas es una obligación legal que a menudo se vive como una carga.
Cualquier intervención, por mínima que sea, debe contar con autorización previa del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la intención es preservar el patrimonio histórico; pero para las familias que aún habitan esas casas, la protección muchas veces se traduce en trabas burocráticas, materiales costosos y largos tiempos de espera.
"Si queremos hacer algo adentro, o sea techo, tumbar o hacer otro cuarto hay que dar parte y ya ellos creo que vienen y ya te dicen qué sí, qué no".
En Colima se tiene el registro de 569 monumentos históricos y 445 bienes inmuebles con valor cultural, que en su mayoría son viviendas, según datos recopilados del Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles del INAH.
Al caminar por el centro de Colima, es común ver estas casas abandonadas, en venta o incluso en ruinas. Algunas personas creen que vale la pena conservarlas por su valor histórico, mientras que otras opinan que es muy caro hacerlo.
"Pero esas casas si les dan mantenimiento, son generaciones, y no hay como esa frescura. Acá no, el concreto se calienta aunque no lo crea".
"Pues sí pero hay veces que uno con trabajos tienes para arreglar tu casa e irles a pagar a ellos para que vengan y te autoricen, si te van a ayudar en construirla bueno opinen, pero si no pues dejen hacerla a mis posibilidades".
No se trata de eliminar las regulaciones, dicen los vecinos, sino que los trámites sean más ágiles, asesorías, pero sobre todo materiales accesibles y apoyos económicos.