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02 de Mayo del 2024
Agraría

Entre cortinas negras

Entre cortinas negras

El sol se refleja oscuro sobre unas cortinas negras de plástico que adornan las casas. La gente barre. Los albergues cañeros, pequeños en espacio, grandes en población.

El albergue Simón Bolívar tiene 40 años de existir, por el momento casi 250 personas viven ahí ahora, cifra que durante la temporada de zafra sube. Por las mañanas se percibe una relativa calma, pues en su mayoría los hombres van al campo a trabajar, más ahora que no es temporada de caña.

A excepción de los niños que acuden a la escuela que se encuentra dentro del albergue.

Francisca Villegas Juárez coordinadora del centro educativo de proyecto amigo, quién nació en este albergue, migraba de Guerrero a Colima cuando era más joven. Habla sobre la infancia en los albergues, ahora que es maestra de la escuela de su comunidad.

"Pues la situación que se viven aquí en la comunidad es un poco complicada, ya que pues los niños, en sí la mayoría de los niños trabaja, ya que la familia es pues algo numeroso. Pues son de 7 a 8 niños en cada familia, y los más grandes pues se van a trabajar todos los fines de semana."

Es inevitable notar la falta de mantenimiento, limpieza, y orden que tienen los albergues cañeros en el estado de Colima. Tan sólo observar el material de las casas, algunas rebosantes de piezas de cartón, cerca de 260 viviendas en estas condiciones, unas peor otras no tanto.

En el suelo es un constante los charcos de agua, algunos de pilas en donde lavan las mujeres que ahí esperan a sus maridos trabajadores. O aguas de caño, pues el estado de los baños es lamentable, y no sólo en el Simón Bolívar, esto también es un recurrente de los demás albergues.

La decadencia alcanza hasta a los animales, que también son una constante en estas comunidades, que pasean por manadas entre las habitaciones. A pesar de todo esto, los habitantes no parecen estar descontentos.

En galera Zedillo el espacio es todavía más reducido, poca a nada de gente se ve fuera de sus habitaciones, pero cada uno cuenta con televisión satelital, muy diferente a simón bolívar, donde a duras penas tienen cimientos de concreto.

Por otro lado, en el albergue del trapiche las mujeres, comentaron tener todas sus prestaciones de ley, a pesar de vivir en casas habitaciones que expandieron con tablas. Dijeron tener todo ahí, y que no les falte nada.






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