Ni fuego, ni el tiempo

En el año 2000 el cuartel de bomberos de Villa de Álvarez comenzó a ofrecer sus servicios de apoyo para incendios en este municipio. Ya se notan los años en este cuartel, sobre todo en sus unidades, un viejo Mack 76 que ya denota sus casi 40 años. El color rojo se pierde en los agujeros picados y corroídos por el tiempo.

El equipo yace en la obscuridad de un casillero, listo, con marcas de fuego, como la piel de un animal con varias batallas, aunque no es nuevo funciona. Los aparatos que ayudan a recibir las alertas, radios, ya se ven con años, un viejo cuarto es lo que basta para recibir una alerta y actuar.

El Mack, tiene sus vidrios resquebrajados, algunos sellados con el emblema del cuerpo, si va a mostrar sus cicatrices que las muestre con orgullo con su escudo. Aunque por debajo se escurra el agua con la que ataque las llamas.

A su lado un camión en desuso con las llantas ponchadas se queda expectante, no funciona. Si no fuera por el lugar en donde está parecería muestra de un museo. El viejo y famoso tubo de bomberos, emblema del cuerpo, ya está oxidado.  

Los mismos voluntarios son los mecánicos, e ingenieros del cuartel, pues ellos son quienes arreglan la gran arte de los desperfectos del cuartel. Es un lugar que se ve viejo, que tiene marcas de uso rudo, pero a pesar de las notables carencias la voluntad y fuerza de los bomberos sigue ardiendo y esa llama no se apaga ni con el tiempo..