Su trabajo se ha convertido en su hogar

Eduardo tiene más de 40 años trabajando en uno de los tornos más famosos en el corazón de la ciudad de Colima, oficio que aprendió de uno de sus tíos.

"Este negocio tiene más de 50 años, mi tío habiendo trabajado en otros lugares aprendió el oficio y juntó para sus primeras dos máquinas y se puso como a tres o cuatro cuadras hace 55 años/yo tengo aquí 42 años trabajando desde los nueve años".

"En un taller de torno se hace desde un tornillito a piezas para avionetas, para avión pero no tenemos para eso, con imaginación se pueden hacer muchas cosas, piezas, engranes, soldar chasices, enderezar rines, maquinaria pesada, son muchas cosas, con imaginación en un torno se pueden hace muchas cosas la verdad".

Aunque se trata de una labor pesada, a Eduardo nada se le complica, pues ama tanto su trabajo que este espacio se ha convertido en su hogar.

"Pesado en la cuestión de maquinaria pero si te gusta algo no se te hace pesado, yo trabajo de las 7:00 am hasta las 12:00 de la noche casi diario por lo mismo que tengo mucho trabajo, aquí es mi casa, la casa chica está en el Infonavit, cuando no te gustan las cosas todo es pesado pero soy muy hiperactivo y me gusta crear cosas, herramientas y por eso me usca la gente".

Se siente muy afortunado por pertenecer en el gusto y preferencia del cliente.

"Siempre me busca la gente a mí por hacer cosas que en otro lugar no las hacen, piezas minuciosas, engranes chiquitos, muchas cosas/es muy bonito pero causa de eso tengo mucho trabajo porque la gente me conoce cuando en ningún lado se las hacen van con migo, gracias a Dios que me dió la capacidad de hacer eso y resuelvo el problema la mayoría de veces".

Hoy dos de sus hijos ya se interesan por este oficio a través del cual su padre les ha dado una vida estable, por ello, Eduardo se siente orgulloso de haberles heredado el gusto por su trabajo.