Desde finales de octubre del año pasado, el Banco de Alimentos de Culiacán ha registrado un incremento significativo en las solicitudes de ayuda, principalmente de familias que han perdido sus empleos o han visto reducidos sus ingresos. De acuerdo con su director, Daniel Tapia, alrededor de 15 mil familias han acudido en busca de apoyo alimentario en este periodo.
Sin embargo, por falta de recursos e infraestructura, la institución solo ha podido atender a poco más de 8 mil familias, lo que representa poco más de la mitad de la demanda total. Aunque la mayoría de los solicitantes pertenecen a la zona urbana de Culiacán, también se ha detectado un fuerte impacto en comunidades rurales y sindicaturas que enfrentan problemas de desabasto debido a que proveedores dejaron de surtir alimentos por razones de inseguridad.
Entre los municipios más afectados se encuentran Culiacán, Badiraguato, Mocorito, San Ignacio, Elota y Navolato, donde persiste la escasez de productos de la canasta básica. Tapia recordó casos críticos como el de una comunidad en Costa Rica, sindicatura de Culiacán, que en marzo pasado se quedó sin harina para elaborar tortillas, por lo que el Banco de Alimentos tuvo que llevar incluso este producto para atender la emergencia.
A pesar de operar en zonas consideradas de alta violencia, el Banco de Alimentos ha logrado distribuir apoyos sin necesidad de acompañamiento policiaco. Según su director, no se han presentado incidentes en los recorridos, por lo que se ha optado por continuar sin resguardo de corporaciones de seguridad.