Las vacaciones de verano llegaron para más de 34 millones de estudiantes en México. Pero el descanso escolar no siempre significa descanso familiar. La llamada "temporada larga" -esperada por muchos, temida por otros- transforma la rutina del hogar, el bolsillo, y hasta los planes de vida de millones de personas
De acuerdo con una revisión de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), la temporada implica un aumento generalizado en el gasto familiar. Ya sea por recreación, por consumo básico o por la necesidad de reorganizar la vida diaria sin escuela, el verano se paga y no barato.
Estas son algunas estimaciones presupuestales para actividades comunes durante estas semanas:
A esto se suma un aumento del 15% al 20% en el consumo de servicios básicos como agua, luz, gas e internet, además del gasto extra en alimentos.
Según ANPEC, el refrigerador "recibe más visitas que de costumbre" porque la presencia continua de niñas y niños en casa dispara el consumo impulsivo
Consejos para no naufragar en el verano
La ANPEC también emitió una lista práctica para sobrevivir la temporada sin vaciar la cartera ni arriesgar la integridad:
Considera vacaciones caseras: reparar, leer, ver películas también cuenta
No todos descansan: el trabajo infantil no toma vacaciones
Aunque para muchos niños el verano es sinónimo de descanso, para millones es temporada de trabajo. Según cifras oficiales, el 13% de menores entre 5 y 17 años trabajan en México ?cerca de 4 millones de niñas, niños y adolescentes?, en su mayoría en empleos informales y fuera de la ley.
Algunos apoyan negocios familiares; otros, simplemente trabajan para sobrevivir. Esta realidad refleja una economía dividida: mientras un grupo de infancias goza de recreación, otro ve cómo su niñez se convierte en jornada laboral.
"A estos cuatro millones de menores, el país les está robando su niñez y adolescencia", señaló Cuauhtémoc Rivera, presidente de la ANPEC.
La situación se agrava porque el trabajo infantil suele ir de la mano con la deserción escolar, limitando oportunidades y profundizando la desigualdad estructural del país
Una temporada de contrastes
El verano mexicano es también la temporada de más movilidad humana del año, y no solo por los viajes. El calor extremo (acentuado por la canícula) altera rutinas, dispara consumos y desborda dinámicas familiares.
Mientras unos buscan un respiro entre albercas y ventiladores, otros sobreviven entre calor, trabajo y cuentas por pagar.
Detrás de cada itinerario vacacional, hay decisiones económicas, desafíos logísticos y, en muchos casos, renuncias necesarias. Las vacaciones, como casi todo en México, también hablan de desigualdad.
Este verano, además de sol y calor, conviene reflexionar sobre lo que no se ve tan fácilmente: quién puede descansar y quién no tiene opción