En México, millones de productos viajan todos los días sobre ruedas.
Desde alimentos y combustibles hasta materiales de construcción y productos industriales, el transporte de carga es esencial para la vida cotidiana. Sin embargo, la importancia económica de este sector contrasta con los riesgos que representan sus unidades en las carreteras.
El tamaño, peso y, en ocasiones, la carga peligrosa que transportan convierte a estos vehículos en factores de alto impacto cuando ocurre un accidente.
Las colisiones o explosiones en las que se ven involucrados no solo interrumpen el tránsito, sino que pueden convertirse en tragedias que dejan muertos, heridos y comunidades enteras afectadas.
Tras el accidente de la pipa en Iztapalapa, esta es la tercera entrega de nuestro especial de tres notas sobre el transporte de carga en México, donde analizamos la peligrosidad de los accidentes y su impacto social.
La explosión de Iztapalapa 2025
El pasado 10 de septiembre de 2025, un camión cisterna de gas que transportaba 49 mil 500 litros de gas LP volcó y explotó en la Calzada Ignacio Zaragoza, a la altura del Puente de la Concordia, en el este de la Ciudad de México.
Hasta hoy 18 de septiembre de 2025, la Secretaría de Salud capitalina informó que 21 personas fallecieron, 27 permanecen hospitalizadas y 36 fueron dadas de alta tras recibir atención médica.
El peritaje de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México indica que la volcadura supuestamente se debió a exceso de velocidad y falta de pericia del conductor, perteneciente a la empresa Silza.
El vehículo circulaba a aproximadamente 50 kilómetros por hora, mientras que la velocidad máxima permitida en la zona es de 40. El conductor perdió el control en una glorieta y no mantuvo la dirección ni el carril correspondiente. El pavimento estaba seco y no había obstáculos que hubieran provocado el accidente.
El incidente ha generado preocupación entre los vecinos y reabre el debate sobre la seguridad en el transporte de materiales peligrosos en la capital, así como la necesidad de mayor supervisión y regulación en este sector.
Otros accidentes que marcaron la memoria colectiva
Estos accidentes reflejan la peligrosidad de las rutas del centro-norte del país y el enorme costo humano de los errores humanos o fallas técnicas en unidades pesadas.
Las cifras detrás de las tragedias
El "Anuario estadístico de colisiones en carreteras federales, 2023", elaborado por el Instituto Mexicano del Transporte, ofrece un perfil detallado de la siniestralidad de los vehículos de carga. Según este estudio:
En 2023, los vehículos de carga estuvieron involucrados en 3 mil 233 accidentes en las carreteras federales de México, que dejaron 345 personas fallecidas en el lugar del siniestro y 1,012 lesionadas.
De esos accidentes, 723 dejaron víctimas directas. En total, se vieron involucrados 4 mil 769 camiones y tractocamiones, y los daños materiales ocasionados por estos siniestros ascendieron a aproximadamente 1,041millones 999 mil 850 pesos.
Esto incluye daños a otros vehículos, infraestructura y propiedades cercanas a los accidentes. Por ejemplo, un tráiler que choca con un puente peatonal puede destruir parte de la estructura, los vehículos cercanos y generar pérdidas millonarias para los afectados y las autoridades locales.
Los índices de riesgo, calculados por cada 100 millones de vehículos-kilómetro recorridos, muestran que la siniestralidad fue de 10.66, la mortalidad de 1.14 y la morbilidad de 3.34.
Esto significa que, por cada 100 millones de kilómetros recorridos por camiones y tractocamiones, hubo aproximadamente 11 accidentes, 1 persona fallecida y 3 lesionadas.
De los 2,306 accidentes en los que se pudo determinar la causa, cinco factores concentraron casi el 66% de los casos:
En otras palabras, la mayoría de los accidentes se deben a errores humanos o falta de precaución, aunque las fallas mecánicas del vehículo también representan un riesgo importante.
Cuatro de estas cinco causas están relacionadas directamente con el conductor, mientras que la única vinculada con la unidad son las fallas electromecánicas, que incluyen llantas, frenos y dirección. Otros problemas del vehículo, como fallas del motor o de la carga, también son factores presentes, aunque menos comunes.
México necesita del transporte de carga para sostener su economía, pero debe garantizar que las carreteras no se conviertan en escenarios de tragedias. Los accidentes más devastadores, desde Ecatepec 2013 hasta Iztapalapa 2025, dejan lecciones dolorosas que no pueden olvidarse.
La memoria social debería impulsar regulaciones más estrictas, carreteras más seguras y una cultura vial que priorice la vida humana sobre la eficiencia económica.
El futuro del transporte en México dependerá de aprender de estas experiencias y construir un sistema más seguro y responsable, donde la prevención, la capacitación de los conductores y la supervisión de los vehículos sean una prioridad ineludible.