Agentes federales de inmigración en Estados Unidos operan cada vez con mayor frecuencia enmascarados y sin identificaciones visibles, una práctica que, de acuerdo con Human Rights Watch (HRW), agrava los abusos y la falta de rendición de cuentas en la actual política de deportaciones impulsada por la administración de Donald Trump
Para la organización, que documenta violaciones a derechos humanos a nivel global, esta forma de actuar es incompatible con las obligaciones internacionales de Estados Unidos, que exigen que los abusos cometidos por fuerzas del orden puedan ser investigados y sancionados.
Desde el regreso de Trump a la Presidencia en enero de 2025, el gobierno federal ha intensificado redadas migratorias en todo el país.
Estas acciones se concentran principalmente en comunidades de personas de color y en espacios cotidianos: centros de trabajo, supermercados, juzgados, escuelas, iglesias, transporte público e incluso citas regulares con autoridades migratorias.

De acuerdo con HRW, muchos de estos operativos se caracterizan por el uso repentino e injustificado de la fuerza, sin provocación previa, lo que ha generado un clima de temor constante entre comunidades migrantes
ICE, vehículos sin identificación y agentes encubiertos
Las detenciones suelen involucrar a agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que ocultan insignias, visten de civil y utilizan vehículos sin logotipos oficiales. En muchos casos, las personas detenidas no pueden confirmar si quienes las interceptan son autoridades reales.
ICE ha justificado esta práctica señalando que busca "evitar la exposición" de sus agentes. Sin embargo, Human Rights Watch sostiene que este argumento es demasiado amplio y no cumple con los estándares de necesidad y proporcionalidad que exige el derecho internacional en materia de derechos humanos.
Human Rights Watch entrevistó a 18 personas en cinco ciudades de Estados Unidos que presenciaron o sufrieron arrestos por parte de agentes no identificables. Todas coincidieron en describir los hechos como aterradores, marcados por la sensación de indefensión ante posibles abusos.

Uno de los casos documentados ocurrió el 25 de marzo, cuando Rümeysa Öztürk, estudiante de posgrado de la Universidad Tufts, fue detenida por agentes vestidos de civil y con el rostro cubierto. La mujer relató que fue esposada en la calle, sin que se le mostrara una orden de arresto ni una identificación clara, tras haber escrito un artículo de opinión crítico sobre la política universitaria respecto a Israel y Palestina
Algunos estados buscan prohibir que agentes del orden oculten su identidad durante operativos públicos, mientras que a nivel federal se impulsa la Ley VISIBLE, que obligaría a los agentes migratorios a portar identificación legible y limitar el uso de cubrebocas.
Human Rights Watch subraya que permitir detenciones por parte de agentes enmascarados erosiona la confianza en el Estado de derecho y crea un entorno donde los abusos pueden multiplicarse sin consecuencias. La advertencia es clara: sin transparencia, la autoridad pierde legitimidad.