Si algo se ha demostrado durante los últimos ocho meses en Sinaloa es que la infame declaración del General Francisco Jesús Leana Ojeda el pasado 16 de septiembre era cierta; la ola de violencia terminará cuando los grupos del crimen organizado lo decidan.
Desde el nueve de septiembre de 2024 la vida ha cambiado en Culiacán,la crisis de inseguridad que enfrenta el Estado se ha ensañado principalmente con la capital sinaloense colocándola como la segunda ciudad más insegura de México.
La violencia ha dejado alrededor de mil 270 muertos, mil 666 desaparecidos, más de 4 mil 600 vehículos robados, e incontables daños en la vida social y emocional de la ciudadanía.
Desde el pasado mes de septiembre la cifra mensual de homicidios ha rondado en más de 120 casos al mes, en promedio cinco personas son asesinadas cada día en el Estado.
Más allá de las cifras,el conflicto entre grupos delincuenciales ha arrebatado la vida de niños, niñas, policías, militares, políticos, jóvenes, adultos mayores, médicos y más; pérdidas que opacan por mucho los resultados de los operativos de seguridad.
Las autoridades han anunciado en incontables ocasiones el reforzamiento de la estrategia de seguridad, sin embargo hasta el momento el único cambio perceptible y destacable es la salida del exsecretario de seguridad en Sinaloa Gerardo Mérida Sánchez y la llegada del nuevo titular de la SSPE Oscar Rentería Schazarino quien se ha mantenido completamente alejado del ojo público.
El impacto económico de esta crisis ha sido palpable, se estima que alrededor de mil negocios han cerrado tan solo en Culiacán, mientras zonas turísticas como Altata e Imala han estado en la cuerda floja durante ocho meses.
Actualmente alrededor de ocho centros de salud ubicados en comunidades rurales del Estado se mantienen cerrados por encontrarse en zonas de alta incidencia de violencia.
La asistencia en escuelas se ha mantenido durante semanas en un 70 y 80 por ciento, sin embargo los hechos violentos de los últimos días han bajado la asistencia hasta el 55 por ciento en las escuelas públicas del Estado.
En la última semana la violencia no solo no se ha contenido sino que se ha extendido a la zona norte de Sinaloa, la cual se había mantenido relativamente tranquila, sumando más municipios al mapa de inseguridad en el Estado.