La energía enlatada podría tener los días contados para los adolescentes mexicanos. Con más de 400 votos a favor, la Cámara de Diputados aprobó una reforma a la Ley General de Salud que prohíbe la venta de bebidas energéticas a menores de 18 años, marcando un giro importante en la regulación del consumo juvenil. La medida, avalada el 30 de septiembre de 2025, busca frenar los riesgos que estos productos representan para la salud física y mental de niñas, niños y adolescentes.
La reforma define como bebida energética cualquier producto no alcohólico que contenga cafeína, taurina, guaraná, ginseng u otros estimulantes que incrementan el estado de alerta o la energía física y mental. Además, establece sanciones de hasta 2,000 veces la Unidad de Medida y Actualización (UMA), equivalentes a más de 226 mil pesos, para quien las venda o distribuya a menores, así como la posibilidad de suspensión temporal del negocio.
De acuerdo con el dictamen, la Secretaría de Salud tendrá un plazo máximo de 180 días naturales, a partir de que se publique la reforma en el Diario Oficial de la Federación, para emitir la Norma Oficial Mexicana (NOM) que determinará qué productos estarán sujetos a restricción. Es decir, la prohibición podría entrar en vigor durante el primer semestre de 2026, una vez que concluya el proceso legislativo y la autoridad sanitaria emita la norma correspondiente.
El consumo de bebidas energéticas entre jóvenes ha crecido aceleradamente en la última década. Datos oficiales citados en el debate legislativo estiman que más de 300 mil adolescentes en México consumen estas bebidas de forma regular, y que al menos el 43% las mezcla con alcohol, una combinación que multiplica el riesgo de deshidratación, taquicardia, ansiedad e incluso colapsos cardíacos.
Una sola lata puede contener hasta 160 miligramos de cafeína, el equivalente a cuatro tazas de café, además de altas concentraciones de azúcar. La exposición constante a estas dosis puede generar trastornos del sueño, irritabilidad, dependencia y alteraciones del sistema nervioso, sobre todo en menores de edad.
Expertos en salud pública han advertido que el consumo temprano de estos productos afecta el desarrollo neurológico, altera los ciclos de sueño y aumenta el riesgo de ansiedad e insomnio crónico en etapas posteriores de la vida.
En México, las bebidas energéticas representan un mercado estimado en más de 12 mil millones de pesos anuales, impulsado principalmente por jóvenes entre los 15 y 25 años. Su presencia es constante en tiendas, gimnasios y plataformas digitales, donde la publicidad suele asociarlas con fuerza, resistencia o éxito deportivo.
La nueva regulación obligará a vigilar los puntos de venta físicos y digitales, reforzar los etiquetados y advertencias sanitarias, y restringir la publicidad dirigida a menores, especialmente en redes sociales. Las autoridades deberán establecer mecanismos de verificación de edad tanto en tiendas como en servicios de venta en línea.
Con esta decisión, México se perfila entre los primeros países de América Latina en regular el acceso de menores a bebidas energéticas, un producto que ha crecido sin control en el mercado juvenil. La medida aún debe superar los procesos legislativos restantes, pero el mensaje es claro: la salud y el desarrollo de los jóvenes están por encima del impulso artificial de la cafeína.