En las calles de Durango, historias como la de Guillermo se repiten cada día. A sus 72 años, este adulto mayor se ve obligado a vender periódicos para obtener ingresos que apenas le alcanzan para cubrir sus necesidades básicas. Su caso no es aislado: según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en 2018 más de 56,300 adultos mayores en el estado vivían en situación de pobreza, colocando a Durango en el lugar 17 a nivel nacional en este preocupante indicador.
La realidad de muchos ancianos duranguenses es alarmante. Aunque el gobierno federal otorga pensiones bimestrales de $6,200 pesos a mayores de 65 años y $3,000 a mujeres entre 60 y 64 años, estos apoyos resultan insuficientes para cubrir gastos de medicinas, alimentación y vivienda. Esta precariedad económica ha llevado a muchos, como Guillermo, a buscar ingresos adicionales en empleos informales que los exponen a riesgos constantes en las calles.
La situación se agrava cuando se trata de adultos mayores en situación de calle, quienes enfrentan no solo la pobreza extrema, sino también la vulnerabilidad ante accidentes, enfermedades y violencia. Guillermo relata cómo diariamente debe sortear peligros mientras realiza su trabajo: "A veces los carros no me ven o no se fijan", comenta mientras muestra las calles que recorre para ganarse el pan de cada día.
Ante esta crisis, organizaciones civiles y algunos programas gubernamentales intentan brindar apoyo, pero los recursos son limitados. Guillermo, quien puede ser contactado al 618-300-04-33, pide a la comunidad duranguense que si alguien puede ofrecerle un trabajo más seguro o apoyo con despensas, sería de gran ayuda para mejorar sus condiciones de vida.
Esta problemática requiere atención urgente de autoridades y sociedad civil. Mientras no existan políticas públicas integrales que garanticen seguridad económica, salud y vivienda digna para los adultos mayores, historias como la de Guillermo seguirán siendo comunes en las calles de Durango. La tercera edad, que debería ser una etapa de descanso y tranquilidad, se ha convertido para muchos en una lucha diaria por la supervivencia.