En México, miles de estudiantes no acceden a una alimentación escolar adecuada. La disparidad es evidente entre zonas urbanas y comunidades marginadas, donde niñas, niños y adolescentes enfrentan una nutrición deficiente que impacta directamente en su salud y rendimiento académico. Mientras algunos planteles ofrecen alimentos balanceados, otros apenas cuentan con lo básico, lo que profundiza la desigualdad.
El país enfrenta un problema nutricional complejo: por un lado, persisten casos de desnutrición crónica infantil; por otro, aumentan los índices de sobrepeso y obesidad. Esta doble carga revela una falla estructural en las políticas públicas de alimentación escolar, que no logran garantizar una dieta suficiente, saludable y accesible para toda la población estudiantil.
En Durango, la desigualdad en alimentación escolar es un problema real, con un 30% de estudiantes de nivel básico enfrentando inseguridad alimentaria. A pesar de que Durango no se considera una zona de alta pobreza, 109 mil personas, incluyendo niños, presentan carencia alimentaria.
En Durango, el programa "Vida Saludable" busca eliminar la venta de comida chatarra en escuelas y fomentar mejores hábitos alimenticios. No obstante, su implementación enfrenta retos importantes. Muchas familias de bajos ingresos no pueden costear una alimentación saludable, lo que limita el alcance real del programa. Además, la venta de productos ultraprocesados continúa fuera de los planteles, sin regulación efectiva.
La estrategia no puede centrarse solo en prohibiciones. Es necesario que las políticas incluyan apoyos económicos, acceso a alimentos nutritivos a bajo costo y educación alimentaria con enfoque comunitario. Sin estas acciones, la brecha en la calidad de la alimentación escolar seguirá afectando a los estudiantes más vulnerables, especialmente en estados como Durango, donde la pobreza y la mala nutrición siguen estando entrelazadas.