Arancel al tomate mexicano: incertidumbre, sobreoferta y riesgo para productores

A poco más de un mes de que entre en vigor un arancel del 21% al tomate mexicano en Estados Unidos, el sector agrícola se enfrenta a un escenario incierto. Aunque la medida aún no es definitiva, los productores ya anticipan impactos severos en la comercialización, tanto en el mercado internacional como en el nacional.

El gobierno estadounidense, encabezado por el presidente Donald Trump, ha retomado una postura proteccionista que podría beneficiar directamente a productores de Florida, uno de los estados que más lo respaldó electoralmente. Si el arancel se concreta, los exportadores mexicanos perderán competitividad frente a los cultivos locales, aunque se reconoce que Florida y California no tienen la capacidad para abastecer todo el consumo nacional.

Productores advierten que, de aplicarse el arancel, el costo será absorbido por los consumidores estadounidenses, quienes suelen reaccionar reduciendo el consumo cuando perciben aumentos en precios. Esto podría derivar en una reducción de las exportaciones mexicanas y, por consecuencia, en una sobreoferta de tomate dentro del país.

En regiones como Durango, el tomate se destina principalmente al mercado nacional, aunque parte de la producción llega a Estados Unidos mediante intermediarios. Aun así, el riesgo de una caída generalizada de precios preocupa a los productores locales. Actualmente, el tomate tipo 125 se vende entre 15 y 30 pesos por kilo, pero se anticipa una baja ante la posible saturación del mercado interno.

A esta situación se suma la crisis hídrica en Sinaloa, uno de los principales estados productores. La reducción en las áreas de cultivo por falta de agua no ha logrado compensar la baja demanda, lo que ha mantenido los precios deprimidos.

El sector teme que, de confirmarse la sobreoferta y el desplome en los ingresos, muchos agricultores opten por abandonar el cultivo de tomate en el siguiente ciclo agrícola.