El arzobispo de Durango, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, presidió la celebración eucarística matutina del martes 29 de abril en la capilla de Casa Lago, ubicada en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, como parte de la segunda jornada de la CXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Durante la homilía, el prelado llamó a los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos presentes a vivir la comunión, la oración y la esperanza en este tiempo pascual. En su mensaje, Mons. Armendáriz subrayó la importancia de mantener viva la alegría de la resurrección de Cristo, incluso ante momentos difíciles que enfrenta la Iglesia y la sociedad.
Inspirado en la primera lectura del día, tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles, destacó que la primera comunidad cristiana ?unida por un solo corazón y una sola alma? sigue siendo un ejemplo para construir hoy una Iglesia que sea signo de unidad, paz y reconciliación. Señaló que en medio de una sociedad fracturada por la violencia, la desigualdad y la división, los cristianos están llamados a ser instrumentos de esperanza.
La CXVIII Asamblea Plenaria se lleva a cabo del 28 de abril al 2 de mayo y reúne a más de 120 obispos de todo el país. Durante esta semana, los prelados reflexionan sobre temas esenciales como el acompañamiento a las familias, los esfuerzos por construir paz ante la creciente violencia en el país, y la renovación de la misión pastoral de la Iglesia en el contexto actual.
El objetivo del encuentro es fortalecer la comunión entre los obispos y discernir, de manera sinodal, caminos pastorales que respondan a los desafíos sociales, espirituales y culturales de México. Mons. Armendáriz hizo énfasis en que la unidad en la diversidad es uno de los mayores signos del Espíritu Santo, e invitó a todos los presentes a renovar su compromiso con una Iglesia cercana, compasiva y viva.
