La picadura de alacrán continúa siendo un problema de salud pública en Durango. Tan solo en 2024, se han registrado más de 9,000 casos, según datos oficiales. El mayor número de incidentes ocurre entre mayo y junio, meses en los que las condiciones climáticas y el ciclo reproductivo de estos arácnidos favorecen su presencia en viviendas y zonas rurales.
El veneno del alacrán puede causar desde molestias leves hasta intoxicaciones graves, especialmente en menores de edad y adultos mayores. Los primeros síntomas incluyen dolor intenso y adormecimiento en el sitio de la picadura, así como nerviosismo e irritabilidad. En niños menores de cuatro años, puede presentarse llanto constante e inconsolable.
En casos moderados, se suman secreción nasal, salivación abundante, náuseas, vómito, sensación de cuerpo extraño en la garganta y alteraciones visuales. Si la intoxicación avanza, pueden aparecer complicaciones cardiovasculares, dificultad para hablar, palidez alrededor de los labios y postración.
Las autoridades de salud recomiendan acudir de inmediato al centro médico más cercano tras una picadura, ya que los efectos del veneno pueden manifestarse entre 30 minutos y una hora después. El tratamiento oportuno con antídoto es clave para evitar complicaciones. La atención médica no debe postergarse, ya que la picadura de alacrán puede tener consecuencias fatales si no se atiende a tiempo.