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18 de Mayo del 2024
Progs. Sociales

Ayuda no llegará a Durango, se irá a Acapulco.

Ayuda no llegará a Durango, se irá a Acapulco.
Por: César Alberto Arreola Alvarado
Durango
01-11-2023

En un instante, la esperanza que albergaba el campo duranguense se desvaneció como la estela de un cometa fugaz, y el culpable de esta cruel decepción no es otro que el huracán Otis. Este fenómeno meteorológico, que azotó con furia implacable, ha dejado tras de sí un rastro de devastación en el Estado de Durango que eclipsa cualquier otro acontecimiento.


Si hubo alguna vez una esperanza de que el campo de Durango recibiera el apoyo necesario para recuperarse, esa esperanza se ha desvanecido con la llegada de Otis. La magnitud de la tragedia que se ha desatado en el estado de Guerrero, donde la furia del huracán ha causado estragos indescriptibles, ha acaparado la atención de los medios de comunicación y, lo que es más importante, de los recursos de ayuda y asistencia.


A medida que pasan los días, la desesperación crece en el campo duranguense. Las consecuencias del paso de Otis son evidentes en los cultivos arrasados, en las viviendas destrozadas y en la vida de aquellos cuya subsistencia depende del trabajo de la tierra. El futuro se ve incierto y la lucha por la supervivencia se ha convertido en una realidad ineludible.


Es en este contexto de desolación que el diputado Carmelo Fernández alza la voz para expresar el dolor y la preocupación de quienes habitan y trabajan en el campo de Durango. Su llamado es claro: se necesitan medidas de apoyo y asistencia urgentes para recuperar lo perdido, para reconstruir lo destruido y para devolver la esperanza a quienes la han visto desvanecerse.


La tragedia de Otis no se mide solo en números o estadísticas, sino en el sufrimiento humano, en las lágrimas de quienes han perdido sus medios de subsistencia y en la incertidumbre que se cierra sobre el futuro. Es un recordatorio poderoso de la vulnerabilidad de nuestra sociedad frente a las fuerzas de la naturaleza y de la importancia de la solidaridad y el apoyo en tiempos de crisis.


Aunque la atención se concentra en otras zonas afectadas, Durango no debe ser olvidado. El campo duranguense necesita ayuda, necesita esperanza y necesita la certeza de que no está solo en su lucha por recuperar lo que Otis le arrebató.





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