La invasión y deterioro de las banquetas en el Centro Histórico y en diversas zonas de la capital de Durango obstaculizan la movilidad de las personas con discapacidad, una situación que, de acuerdo con la directora del Centro de Estudios para Invidentes de Durango (CEID), Abril Meraz, se ha vuelto parte de la rutina diaria para quienes enfrentan barreras de accesibilidad.
"Lamentablemente, hemos aprendido a vivir con esta realidad. Las banquetas no están pensadas para todos; en muchos casos están dañadas o invadidas por mobiliario urbano, puestos, vehículos y árboles que impiden el paso", señaló.
Meraz explicó que, aunque en el primer cuadro de la ciudad se han realizado algunas mejoras, estas no son suficientes para garantizar la libre circulación de personas con discapacidad visual o motriz.
"Si se camina por calles como Victoria o Hidalgo, se nota que son estrechas y con obstáculos permanentes. Es necesario replantear la infraestructura urbana con un enfoque incluyente, que contemple las necesidades de todos los peatones", subrayó.
La directora del CEID destacó que la accesibilidad no se limita a rampas o señalizaciones, sino que implica un diseño urbano integral que permita desplazarse con seguridad y autonomía.
Además, consideró que la invasión del espacio público por parte del comercio ambulante, la instalación de objetos promocionales o el estacionamiento indebido de vehículos agravan el problema y ponen en riesgo la integridad de las personas con discapacidad, adultos mayores y madres con carriolas.
Meraz hizo un llamado a las autoridades municipales para fortalecer la supervisión del uso de banquetas y promover una cultura de respeto al peatón, recordando que la accesibilidad es un derecho reconocido por la ley y un componente esencial de la inclusión social.
"Más que obras aisladas, se requiere una planeación urbana accesible y permanente, porque la ciudad debe estar pensada para todos, no solo para quienes pueden verla o moverse sin dificultad", concluyó.