Bulevar Domingo Arrieta: vialidad de alto riesgo

El crecimiento urbano al sur de la ciudad está escribiendo una historia de miedo y riesgo en el asfalto. Cada nuevo asentamiento significa más coches, más prisa y un peligro latente para quienes, como Edith, tienen que cruzar a pie el bullicioso bulevar Domingo Arrieta, una vialidad que se ha convertido en una carrera de obstáculos donde la vida de peatones y conductores pende de un hilo.

La peligrosidad de esta arteria vial no es una percepción, sino una realidad respaldada por incidentes trágicos. Tan solo el fin de semana, un accidente en este mismo bulevar involucró a dos motocicletas y un automóvil que circulaba a exceso de velocidad. El saldo fue desgarrador: dos personas lesionadas y una vida perdida, un recordatorio sombrío de las consecuencias de la imprudencia.

Para Edith y muchos otros padres de familia, el cruce diario es un acto de fe. Llevar a sus hijos a la escuela se transforma en una misión de alto riesgo, donde el simple acto de caminar por la banqueta y atravesar la calle se ve amenazado por conductores que no respetan los límites de velocidad ni ceden el paso a los peatones.

La problemática se agrava por los malos hábitos de movilidad. Es común ver a usuarios del transporte público abordando y descendiendo de las unidades en puntos inadecuados, interrumpiendo el flujo vehicular y aumentando el caos. Esta falta de cultura vial, sumada a la velocidad excesiva, crea un cóctel explosivo.

Ante esta crisis, la comunidad alza la voz. Los vecinos y usuarios exigen a las autoridades una solución integral que incluya una mejor señalización, especialmente carteles que indiquen claramente los límites de velocidad. También piden sanciones ejemplares para los infractores y un ordenamiento del tráfico en esta vialidad, que conecta varios poblados y se ha vuelto indispensable. Su reclamo es simple y contundente: necesitan que el bulevar Domingo Arrieta deje de ser una zona de riesgo y se convierta en un corredor seguro para todos.