El 9 de julio, la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, ordenó el cierre inmediato del comercio ganadero en puertos fronterizos del sur tras detectarse la propagación del gusano barrenador hacia el norte de México. Esta medida, implementada por el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), busca proteger los rebaños estadounidenses y exige a México reforzar sus medidas sanitarias para establecer una barrera efectiva contra esta plaga.
El cierre se produjo apenas dos días después de que se reabriera la frontera el 7 de julio, lo que generó incertidumbre entre los más de 55,000 productores mexicanos que dependen de estas exportaciones. Las autoridades estadounidenses responsabilizaron a México por no mantener los controles sanitarios adecuados, enfatizando la necesidad de implementar protocolos más estrictos y proactivos para garantizar la seguridad de ambos países.
Esta situación afecta directamente a miles de familias en Durango y otras entidades del norte de México, donde la exportación de ganado representa una importante fuente de empleo y sustento económico. Productores locales expresaron su preocupación por las fallas recurrentes en los controles sanitarios, que han llevado a cierres temporales en los últimos años, generando pérdidas económicas significativas.
Ante este escenario, expertos en comercio internacional recomiendan diversificar los mercados de exportación y agregar valor a la carne mediante procesos de transformación local, en lugar de depender exclusivamente de la venta de ganado en pie. También destacan la necesidad de fortalecer la infraestructura sanitaria y establecer protocolos homogéneos que prevengan futuros cierres.
El gobierno mexicano deberá implementar medidas urgentes para atender las exigencias del USDA y reanudar el comercio binacional. Mientras tanto, los productores afectados exigen apoyos económicos específicos para enfrentar esta contingencia, que se suma a los desafíos que ya enfrenta el sector agropecuario.
La frontera permanecerá cerrada temporalmente hasta nuevo aviso, lo que obliga a replantear estrategias para garantizar la sustentabilidad de la actividad ganadera en la región. Este caso evidencia la vulnerabilidad de las exportaciones mexicanas ante decisiones unilaterales y la importancia de fortalecer los sistemas de prevención sanitaria para proteger los intereses de los productores nacionales.