Una ola de suspensiones temporales comienza a golpear el corazón industrial de Durango, con la confirmación oficial de que la empresa Aptiv, uno de los empleadores más importantes del sector manufacturero en la entidad, ha detenido parcialmente su producción. Esta medida, que se extiende como un efecto dominó a otras maquiladoras a nivel nacional, ha derivado en la reducción de turnos laborales y el establecimiento de guardias mínimas, dejando a cientos de trabajadores en un estado de incertidumbre frente a la reprogramación de pedidos globales que no se reactivarían sino hasta principios de 2026.
La noticia fue confirmada por la Secretaría de Desarrollo Económico del estado (Sedeco). Los afectados directos son los empleados de Aptiv y de otras plantas maquiladoras que están implementando medidas similares, quienes enfrentan una reducción inmediata en sus horas laborales y, por consiguiente, en sus ingresos. Detrás de esta decisión se encuentran las casas matrices de estas corporaciones internacionales, que están ajustando sus niveles de producción en respuesta a las fluctuaciones de la demanda global.
La forma en que se está desarrollando esta crisis operativa es a través de la suspensión temporal de líneas de producción específicas dentro de las plantas. No se trata de cierres totales, sino de "pausas operativas" focalizadas que las empresas han estimado que durarán entre uno y dos meses. Durante este periodo, se implementan esquemas de guardias con personal mínimo y se reducen los turnos activos, manteniendo las instalaciones en un estado de baja actividad mientras se confirman los nuevos pedidos y se prepara el terreno para una reactivación completa.
El momento de estas suspensiones coincide con un ajuste en el calendario de pedidos de la industria a nivel internacional, los cuales han sido reprogramados para principios del año 2026. Esto crea un vacío de producción en el corto plazo que las empresas están compensando con estas pausas técnicas. La Sedeco ha sido enfática en calificar el ajuste como temporal, buscando calmar los ánimos y evitar el pánico entre la fuerza laboral.
El impacto se extiende por toda la entidad y reverbera en el resto del país, donde otras maquiladoras están tomando decisiones similares. Esta situación coloca al estado en una posición vulnerable, dependiente de los vaivenes de la economía global y de las cadenas de suministro internacionales. La llamada "crisis de los pedidos" no es solo un problema logístico; es un recordatorio de la fragilidad de un modelo económico que, si bien genera empleos, también expone a los trabajadores duranguenses a decisiones tomadas en oficinas corporativas a miles de kilómetros de distancia, dejándolos a la espera de que la reactivación global les devuelva su sustento.