La arena de la Plaza de Toros Alejandra volverá a vibrar con la tradición taurina para recibir el Año Nuevo, combinando el ritual de la corrida con la algarabía de una verbena popular. El próximo 1 de enero de 2026, la fiesta brava se reinstalará como una cita ineludible para sus adeptos en Durango, en un evento diseñado tanto para el aficionado purista como para quienes buscan celebrar el inicio del año con música, comida y un espectáculo de profunda raigambre local.
La jornada dará inicio a las 14:30 horas, mucho antes de que suene el primer clarín. En los alrededores de la plaza se instalará una verbena popular, un espacio festivo que contará con música en vivo y puestos de comida típica, buscando crear un ambiente familiar y festivo que sirva como preámbulo al evento principal. Esta iniciativa busca atraer no solo a los conocedores, sino a familias enteras que deseen vivir una experiencia cultural completa.
El espectáculo taurino en sí está programado para comenzar a las 16:30 horas. El cartel para esta edición presentará a dos diestros, quienes lidiarán un total de cuatro toros, ofreciendo una tarde de toreo clásico. Los organizadores han estructurado el programa con el propósito claro de preservar y promover esta tradición que, aseguran, forma parte del patrimonio cultural inmaterial de Durango, pese a las controversias que la rodean.
Los promotores del evento anticipan una importante afluencia de público, confiando en que la combinación de la verbena y la corrida atraerá a distintos segmentos de la población. Señalan que, más allá de la polémica, el objetivo es mantener viva una expresión cultural histórica en la entidad, brindando un espacio de celebración y encuentro comunitario en una de las fechas más significativas del calendario.
Así, la Plaza de Toros Alejandra se prepara para cerrar las festividades navideñas y abrir el 2026 entre capotes, música y el eco de una tradición que, para bien o para mal, sigue escribiendo su capítulo en la historia cultural de Durango, invitando a una reflexión sobre la permanencia de las costumbres en un mundo de sensibilidades cambiantes.