El comercio informal en el primer cuadro de la ciudad de Durango ha incrementado notablemente en las últimas semanas, un fenómeno que, aunque evidente, responde a una realidad social y económica que no puede ignorarse. Así lo expresó Rolando Álvarez, líder de comerciantes, quien pidió a las autoridades municipales actuar con empatía y conciencia ante la situación.
"La gente no tiene trabajo, las maquiladoras han cerrado, y quienes aún operan están en crisis. Muchos salen a vender porque tienen que llevar comida a sus casas. No hay que espantarse por eso", señaló Álvarez.
Reconoció que sí hay un aumento de vendedores ambulantes, pero criticó el trato desigual: "A algunos les dan permiso de vender en el primer cuadro y a otros los retiran. Sabemos que el comercio establecido está en toda la ciudad, pero muchos de ellos surten a los mismos ambulantes. ¿De dónde creen que sale toda la mercancía?"
Además, cuestionó que se autoricen permisos desde la Comisión de Actividades Económicas del Cabildo a ciertas personas, mientras a otras se les rechaza sin una justificación clara. "Los que no tienen padrino no consiguen permiso, pero los que están ligados a partidos sí. Eso es injusto", acusó.
De acuerdo con datos actualizados, el 40% del comercio en Durango opera en la informalidad, y se estima que alrededor de 25 mil familias viven directamente de esta actividad, ya sea en tianguis, banquetas o puestos semifijos.
Álvarez pidió mesas de trabajo con cámaras empresariales y autoridades para generar soluciones reales: "No podemos dejar a esa gente sin comer ni depender de dádivas gubernamentales que no resuelven nada".
Defendió el trabajo de los comerciantes informales, asegurando que muchos de ellos generan su propio empleo, sostienen a sus familias y dinamizan la economía local. "Hay que dejar de estigmatizar al comerciante ambulante como si fuera una plaga. Lo único que quieren es trabajar".