La vida de Juan Hernández cambió drásticamente después de sufrir un derrame cerebral que lo dejó paralizado en la parte derecha de su cuerpo. Tras una rutina diaria de trabajo en la obra y como velador, Juan comenzó a sentir un intenso dolor en una de sus manos, lo que lo llevó a buscar atención médica. Sin embargo, su hospitalización reveló una condición más grave de lo que inicialmente se pensaba.
Tres meses después, Juan se encuentra en su casa, postrado en cama, dependiendo de su esposa Manuela para su cuidado diario. La situación económica de la familia Hernández es precaria, ya que el único ingreso proviene del hijo mayor de la familia. Los gastos de medicamentos y la renta de la cama de Juan suman alrededor de mil pesos cada 22 días, lo que representa un desafío para la familia.
La casa de los Hernández es hogar de varias generaciones, incluyendo a la hija de Juan, quien es madre soltera. A pesar de las dificultades, la familia se mantiene unida y su prioridad es la recuperación de Juan. Su deseo es que Juan pueda volver a su vida normal y recuperar su independencia.
La situación de la familia Hernández destaca la importancia de contar con un sistema de apoyo para aquellos que enfrentan condiciones médicas graves y sus familias. Es fundamental que se proporcionen recursos y servicios adecuados para ayudar a estas familias a superar los desafíos que enfrentan.