La salud se ha convertido en un lujo que muchos duranguenses no pueden costear dentro del sistema que, paradójicamente, está diseñado para protegerlos. Mientras las listas de espera en el IMSS y el ISSSTE se miden en meses, la enfermedad no entiende de calendarios, forzando a miles de familias a vaciar sus ahorros en consultas privadas, una decisión desesperada que profundiza la crisis económica en los hogares.
Sofía conoce esta realidad de primera mano. Para su mamá, obtener una cita de especialidad en el seguro social significaba una espera de siete meses, un plazo que la condición de la paciente no podía permitirse. Ante la burocracia y la demora, la familia optó por la única salida viable: acudir a un médico particular, asumiendo un gasto que impactó severamente su economía, pero que no podía postergarse.
Las cifras oficiales contrastan con la experiencia ciudadana. En Durango, el IMSS tiene adscritas a 744,664 personas y el ISSSTE a 185,483, según datos del INEGI. Sin embargo, esta amplia cobertura teórica se estrella contra una práctica de acceso limitado. Una parte significativa de estos derechohabientes, cansada de los trámites eternos y las citas inalcanzables, termina desertando del sistema público en busca de una solución oportuna, aunque sea costosa.
Aunque existen casos aislados de buena atención, como el de Humberto, quien declara no haber tenido problemas, estos representan la excepción y no la regla. La mayoría de los usuarios enfrenta una tríada de dificultades: acceso tardío a consultas, citas con especialistas que parecen una quimera y un desabasto crónico de medicamentos que interrumpe tratamientos y pone en riesgo su salud.
Esta situación crea una dolorosa paradoja. Las autoridades exhiben en el discurso un sistema de salud ejemplar, pero la realidad en las calles y los hogares pinta un panorama distinto. La necesidad de atenderse pronto se impone sobre el derecho a la salud gratuita, y la economía familiar termina siendo la variable de ajuste, pagando con ahorros, deudas y sacrificios lo que el Estado no logra proveer: atención médica oportuna y digna.