La demencia no es simplemente "olvidos de la edad", y cada vez más adultos mayores enfrentan también depresión profunda en medio de cuidados inadecuados. En México, cerca del 7.8 % de las personas mayores de 60 años padecen Alzheimer's y la demencia vascular, que representan aproximadamente el 90 % de los casos de este tipo. Asimismo, la depresión afecta entre el 15 % y 20 % de los adultos mayores en el país, el doble del promedio mundial.
La combinación de enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión, el aislamiento social y la falta de programas de cuidado estructurados (como hogares geriátricos o atención especializada) incrementan los riesgos reales. La Secretaría de Salud del Estado de Durango señala que la demencia senil "no constituye una consecuencia normal del envejecimiento" y que un diagnóstico oportuno es clave para mejorar la calidad de vida.
Otra arista crítica del problema es la omisión de cuidados: los casos de abandono y descuido en personas mayores se han incrementado en diferentes estados del país, lo que indica una falla estructural en el sistema de apoyo familiar y comunitario. Cuando un adulto mayor que sufre deterioro cognitivo o depresión no recibe la supervisión o estimulación necesaria, su condición puede agravarse rápidamente y conducir a dependencia plena, aislamiento o institucionalización forzada.
Detrás de estos padecimientos no solo hay diagnósticos y tratamientos, sino vidas que necesitan dignidad, cuidado y acompañamiento. Para Durango, el desafío es poner en marcha campañas de detección temprana, fortalecer el personal gerontológico, y asegurar que el sistema de salud comunitario reconozca y atienda la combinación de demencia, depresión y desatención como una crisis que espera respuesta.