Aunque diciembre suele relacionarse con celebraciones, reuniones y esperanza, para muchas personas representa uno de los momentos emocionalmente más complejos del año. En Durango, la llamada "depresión navideña" vuelve a hacerse presente, acompañada de sentimientos como nostalgia, tristeza, ansiedad y una sensación profunda de vacío. Este fenómeno ha comenzado a reflejarse directamente en los servicios de atención emocional.
Durante 2024, en la capital del estado se registraron más de mil consultas psicológicas individuales, de acuerdo con datos municipales. Además, miles de acompañamientos y terapias gratuitas fueron otorgadas a adultos, adolescentes y niños, lo que evidencia un incremento sostenido en la demanda de apoyo emocional conforme se acercan las fiestas decembrinas. A nivel nacional, la tendencia es similar: instituciones públicas reportan aumentos significativos en solicitudes de atención relacionadas con depresión y ansiedad durante estas fechas.
Especialistas en salud mental explican que la temporada puede convertirse en un detonante emocional por diversos factores, como la ausencia de seres queridos, presiones económicas, dinámicas familiares complejas o expectativas poco realistas sobre cómo "debería" vivirse la Navidad. Aunque en ocasiones se ha difundido la idea de que diciembre es un periodo donde aumentan las autolesiones, profesionales aclaran que los datos no confirman un repunte. Lo que sí está documentado es un incremento en la búsqueda de ayuda psicológica, lo que refleja que más personas están enfrentando dificultades emocionales antes, durante y después de las festividades.
En Durango, la atención psicológica continúa fortaleciéndose mediante programas municipales y estatales que buscan brindar acompañamiento oportuno. Sin embargo, el reto sigue siendo cultural: reconocer que no todas las personas viven diciembre con alegría y que la nostalgia o el dolor también forman parte de la experiencia humana.
Este cierre de año deja una reflexión necesaria. La depresión navideña no siempre se nota, pero existe. Y en una temporada que idealiza la felicidad, la empatía puede convertirse en el regalo más urgente para quienes atraviesan diciembre en silencio.