En el corazón del centro histórico de Durango se conserva un tesoro cultural único: una colección de 62 libros de música barroca que resguardan partituras con cantos para difuntos, letras para la adoración de santos y piezas para ceremonias eucarísticas. Este invaluable acervo, disponible para el público en la Galería Episcopal ubicada en la parte posterior de la Catedral Basílica, representa uno de los legados musicales más importantes del periodo colonial en el norte de México.
La música barroca llegó a Durango durante los siglos XVII y XVIII a través de las misiones jesuitas y franciscanas, que utilizaban este arte como herramienta evangelizadora. La Catedral se convirtió en el principal centro de difusión, donde se interpretaban obras de compositores novohispanos como Manuel de Sumaya. La prosperidad minera de la región permitió la importación de instrumentos europeos y partituras, enriqueciendo el panorama musical local.
El recinto catedralicio conserva dos joyas históricas aún funcionales: un órgano barroco y otro neoclásico, ambos con más de 300 años de antigüedad. Estos instrumentos, junto con la colección de libros, son testimonio vivo de una tradición que sigue vigente gracias al esfuerzo de músicos, investigadores y autoridades culturales.
Para la sociedad duranguense, este patrimonio ofrece múltiples beneficios. Desde el punto de vista cultural, preserva técnicas musicales ancestrales como el contrapunto y fortalece la identidad histórica de Durango como ciudad colonial. En el ámbito social, la música barroca estimula la concentración, reduce el estrés y crea puentes intergeneracionales durante los conciertos y actividades culturales.
Expertos destacan la importancia de que las nuevas generaciones aprendan a valorar y distinguir este género musical. Para los jóvenes, su estudio desarrolla habilidades matemáticas a través de la comprensión de ritmos complejos, agudiza el oído musical y ofrece oportunidades profesionales en ensembles especializados. Además, fomenta valores como la paciencia y la escucha activa, útiles en todos los ámbitos de la vida.
La Galería Episcopal no solo permite admirar estos documentos históricos, sino también apreciar una notable colección de arte sacro, completando una experiencia cultural única. Este patrimonio musical posiciona a Durango como referente en la preservación del barroco novohispano, invitando a locales y visitantes a descubrir los sonidos que acompañaron la formación de la identidad duranguense.