Conseguir un empleo formal en Durango se ha vuelto cada vez más complicado, especialmente para personas mayores o sin títulos profesionales. La señora Susana Rodríguez, de 53 años, es un ejemplo de esta situación. A lo largo de los años ha tenido que conformarse con un trabajo sin prestaciones, donde el salario apenas le alcanza para cubrir sus necesidades básicas.
Rodríguez explica que, debido a su edad y la escasez de oportunidades, se ve obligada a aceptar cualquier empleo que encuentre, aunque solo le permita cubrir lo más indispensable para sobrevivir. "Es muy difícil encontrar trabajo. Yo he batallado mucho, y aunque llevo varios años aquí sin ninguna prestación, no me animo a dejarlo, porque hay trabajo y necesito el sueldo para comer día a día", relató.
Además, la trabajadora señaló que no recibe ninguna prestación del gobierno estatal ni federal, y que para ella sería un lujo faltar a su empleo, ya que un solo día de ausencia implica un descuento considerable sobre su salario mínimo. Esta situación obliga a muchos trabajadores a priorizar la supervivencia económica sobre la estabilidad laboral y la salud.
La historia de Susana refleja la realidad de muchos duranguenses que, ante la falta de un título profesional o experiencia, se ven obligados a aceptar empleos informales, con sueldos menores al mínimo y sin acceso a prestaciones básicas como seguridad social o atención médica.
Expertos en economía laboral señalan que la alta demanda de empleo y la crisis económica están empujando a la población hacia trabajos precarios, lo que evidencia la necesidad de programas de apoyo, capacitación y generación de empleo formal que permitan a los duranguenses acceder a mejores condiciones laborales y seguridad social.