El frío se hizo sentir desde las primeras horas en la capital de Durango, pero su intensidad fue más notoria en las colonias periféricas, donde las familias enfrentan mayores dificultades para resguardarse de las bajas temperaturas. Un ejemplo de esta situación se vivió en la colonia Dorados de Villa, donde la señora Cipriana, junto a su familia, recurrió a agruparse en un solo cuarto alrededor de un calentón de leña. Con esta medida, buscaban al menos mitigar el impacto del frío extremo que atraviesa la región, un escenario común para muchas familias en asentamientos lejanos de la ciudad.
En estas colonias, donde predominan viviendas construidas con materiales frágiles o en obra negra, las condiciones para enfrentar el clima invernal son particularmente adversas. Las grietas o espacios en las paredes y techos permiten que el frío penetre, haciendo casi inútil el uso de múltiples capas de ropa. Esta realidad afecta a un amplio sector de la población, quienes deben improvisar estrategias para mantenerse calientes durante las noches más heladas del año.
La falta de infraestructura adecuada en estas zonas representa un reto continuo para sus habitantes. Muchas casas carecen de aislantes térmicos o recursos para adquirir calentones más seguros, lo que incrementa los riesgos de salud y seguridad. Aunque las autoridades municipales han implementado albergues temporales para atender a personas en situación de calle, muchas familias, como la de Cipriana, optan por permanecer en sus hogares y enfrentar las inclemencias del tiempo con los recursos limitados que tienen a su disposición.
El clima frío es un recordatorio de las condiciones de vulnerabilidad que enfrentan cientos de duranguenses en las colonias más alejadas de la capital. Ante esta situación, es necesario fomentar el acceso a programas de apoyo que incluyan la distribución de cobijas, calentones y material de construcción para fortalecer las viviendas. Asimismo, se hace un llamado a la ciudadanía a ser solidarios y reportar casos de personas en riesgo debido a las bajas temperaturas, para que puedan recibir la ayuda adecuada. La temporada invernal en Durango no solo es un desafío climático, sino también social, que exige atención y colaboración de todos los sectores para garantizar la seguridad y el bienestar de las comunidades más afectadas.