El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lanzó una advertencia: América Latina y el Caribe podrían entrar en una etapa de retrocesos si no se actúa pronto
En su Informe Regional sobre Desarrollo Humano 2025, presentado en Ecuador, el organismo describió a la región como un espacio "bajo presión", donde viejos y nuevos problemas se superponen y dejan a millones en situación frágil.
El dato que más preocupa es que uno de cada cuatro habitantes sigue en la pobreza, y casi un tercio vive en la cuerda floja, apenas por encima de ese umbral.
En la práctica, significa que una enfermedad, la pérdida de empleo o una crisis inflacionaria puede empujar a millones hacia la carencia extrema
Crisis encadenadas
Michelle Muschett, directora regional del PNUD, señaló que las amenazas no llegan solas: se acumulan crisis económicas, sociales, ambientales y hasta tecnológicas.
Esa combinación, dijo, puede borrar avances logrados en las últimas décadas. No obstante, insistió en que la región tiene margen de maniobra si coloca la resiliencia en el centro de sus políticas públicas.
Mientras que, Almudena Fernández, economista del organismo, recordó que la desaceleración no empezó con la pandemia. Desde mediados de los años 2010 ya se notaba un freno.
La emergencia sanitaria agravó todo, y aunque hubo un repunte tras el confinamiento, la recuperación fue débil. Un ejemplo claro: la clase media nunca logró consolidarse y hoy sigue siendo muy vulnerable a cualquier sacudida
Factores que agravan el panorama
El informe también señala la polarización política como un riesgo mayor. América Latina es, de hecho, la región donde más rápido se intensificó en los últimos años. Esa división, sumada a instituciones débiles, alimenta la desconfianza y abre camino al crimen organizado o a la migración masiva.
En paralelo, aunque crece la conciencia ambiental, el desarrollo sostenible no termina de imponerse: en la práctica, la mayoría prioriza el empleo inmediato sobre políticas climáticas de largo plazo de acuerdo al PNUD,
La inteligencia artificial y otras innovaciones podrían ser motores de progreso, pero en la región su uso es desigual. Empresas grandes concentran el acceso, mientras sectores amplios quedan fuera. Esto no solo amplía la brecha, también resta competitividad frente a Asia o Europa, señala el informe.
Para el PNUD, el futuro no está escrito: todavía hay opciones. Sus recomendaciones apuntan a crear redes de protección social más amplias, coordinar instituciones locales y apostar por infraestructuras resistentes a crisis futuras. Con ello, la región podría transformar la incertidumbre en una fuerza de cambio en lugar de resignarse a otra década perdida