Una reciente campaña de desprestigio contra una empresa productora de electrolitos orales reabrió el debate sobre si estos preparados son dañinos o, por el contrario, una herramienta sanitaria esencial. La evidencia internacional es contundente: las soluciones de rehidratación oral (SRO/ORS) son una intervención recomendada por la OMS y UNICEF para prevenir y tratar la deshidratación por diarrea y han contribuido a disminuir la mortalidad infantil asociada.
En México la discusión convive con un mercado creciente de bebidas electrolíticas y deportivas (estimado en cientos de millones de dólares) que apunta tanto a consumo recreativo como a usos terapéuticos distintos. Esto obliga a distinguir fórmulas: las SRO farmacéuticas siguen especificaciones para reponer sodio y glucosa; las bebidas deportivas tienen otros propósitos y niveles de azúcar.
En Durango las autoridades sanitarias reportaron un número relevante de cuadros diarreicos en 2025 cifras oficiales estatales publicadas en redes señalan 19,538 casos en los primeros meses, contexto en el que la rehidratación oral es una medida preventiva y de primer contacto en clínicas y centros de salud.
Riesgos y recomendaciones: para la mayoría de la población las SRO son seguras cuando se usan según indicación; el problema surge con la preparación incorrecta, el abuso (consumo excesivo sin necesidad clínica) y en personas con enfermedades renales, insuficiencia cardiaca o ciertos tratamientos médicos, donde debe consultarse a un profesional. Las guías nacionales recomiendan dosis y monitorización específicas según edad y grado de deshidratación.
Las campañas digitales pueden generar confusión, pero la evidencia médica y la práctica clínica coinciden: la rehidratación oral salva vidas.