El embarazo en adolescentes sigue siendo un problema de salud pública en México. Afecta a mujeres menores de 19 años y representa riesgos tanto para su salud como para su futuro. Las jóvenes embarazadas enfrentan mayores probabilidades de complicaciones durante el embarazo, parto y posparto, como hipertensión, anemia e infecciones. Muchas de ellas no acceden a servicios médicos adecuados ni a una atención prenatal oportuna.
Durango sigue entre los estados con más casos de embarazo adolescente. En el primer trimestre de 2024, los casos aumentaron entre 10 y 12%, aunque el gobierno estatal reporta una baja del 30% en años recientes. A nivel nacional, en 2022 hubo 108,760 nacimientos de madres entre 10 y 17 años.
El impacto del embarazo temprano va más allá de lo médico. Muchas adolescentes dejan la escuela, interrumpen sus proyectos personales y enfrentan barreras para acceder al empleo. Las consecuencias se extienden también a sus familias y comunidades.
En Durango, el 18.9% de las mujeres en edad fértil tienen entre 15 y 19 años. De ellas, solo el 16.9% utilizó algún método anticonceptivo en su primera relación sexual. Esta cifra está por debajo del promedio nacional, que alcanza el 19.9%. La baja cobertura en prevención refleja carencias en educación sexual, servicios de salud accesibles y políticas públicas enfocadas en adolescentes.
El embarazo adolescente no es un fenómeno aislado. Es un indicador de fallas estructurales que requieren atención inmediata en todos los niveles de gobierno, especialmente en estados como Durango, donde los datos reflejan una realidad preocupante.