Estigmas y tabúes impiden atención psicológica

En Durango, se estima que tres de cada diez personas presentan algún nivel de depresión, y que al menos cuatro de cada diez jóvenes experimentan ansiedad o tristeza persistente. A pesar de esta realidad, la mayoría no acude con un psicólogo. Uno de los principales factores es el estigma: aún persiste la idea de que solo quien "está mal" o "no puede solo" busca ayuda profesional.

Muchas personas llegan a consulta solo cuando su situación es crítica. Es común que antes de buscar apoyo pasen por episodios de insomnio, irritabilidad, crisis de ansiedad o incluso abuso de sustancias. Este retraso en la atención también se vincula con creencias erróneas: que el psicólogo solo escucha sin ofrecer soluciones, o que los problemas emocionales "se resuelven solos".

A esta barrera cultural se suman deficiencias estructurales. En Durango, la oferta de servicios psicológicos en instituciones públicas es limitada. En ocasiones faltan especialistas, hay escasez de medicamentos o los espacios de atención no son suficientes para la demanda. Esto limita el acceso y refuerza la desconfianza en el sistema de salud mental.

Aunque existen instituciones como el DIF, la Secretaría de Salud y universidades que ofrecen servicios psicológicos, muchas personas los desconocen o no consideran que necesitan ayuda.

Expertos coinciden en que eliminar estos mitos y hablar abiertamente de salud mental es clave. Para aumentar la atención oportuna, se requiere una estrategia estatal que combine campañas educativas con servicios accesibles y permanentes.